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Viviendas de quita y pon

Caravanas de última generación, tiendas de campaña que parecen casas, novedades en hábitat plegable, cubos ultraligeros, o un nido en un árbol. He aquí varias propuestas para personas inquietas

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Del iglú a la tienda apache, o a la cabaña polinesia, en la playa, hechas con cañas de bambú y hojas de palma. O, por qué no, en la montaña, con bloques de hielo. De norte a sur aún existen pueblos que construyen casas de forma provisional y las desmontan sin traumas para cambiar de residencia. Nuestro espíritu es en parte nómada y, como dice el anuncio, somos como una pluma que mueve el viento y cuanto más nos movamos más historias podremos escribir.

Las tiendas de campaña que proliferan como flores en el campo cuando llega el buen tiempo y las caravanas de «luxe» de dos pisos y hasta seis camas que recorren las carreteras en vacaciones, prueban que nuestro origen nómada no ha desaparecido.

Hemos encontrado otras muchas formas de vida móvil, más allá de las clásicas citadas. Hace un año, la firma Vitra organizó en Barcelona y Madrid «Living in motion», una exposición donde se analizaban los orígenes y la derivación hasta nuestros tiempos de la vida sin anclajes, con todo lo que la ha rodea. Desde la fabricación y diseño a lo largo de todos los tiempos del mobiliario de campaña, plegable y transportable, en forma de tapices, alfombras, bargueños, arcones, hasta las actuales formas de vida. Siempre a la caza de respuestas para los nuevos problemas que se plantean en la sociedad, como las cada vez más frecuentes concentraciones de «roulottes» en las que, no se engañen, no vive gente del circo, sino que constituyen una ingeniosa solución para el sector de «separados/as», que no tienen dinero para costearse dos viviendas. O las edificaciones realizadas aprovechando los contenedores, una propuesta sostenible y reciclable y sobre todo bastante más barata.

Pero eso sí, estas muestras de que se puede vivir con poco están dedicadas a todos aquellos que se sienten libres, a los que les gusta la naturaleza, a los que cuidan de su entorno, a los que saben prescindir de lo superfluo, a los que no tienen ganas de contar con su hipoteca como convidada de piedra toda su vida, a los que no encuentran un solarcito donde aposentarse. O a los que no tienen los cientos de miles de euros que cuesta una vivienda o prefieren gastárselos en otra cosa.

Una vez aceptada esa otra «forma de vida», el mundo es nuestro, las ciudades también. Se puede uno instalar donde desee, donde tengamos la mejor vista, en el acantilado o en la playa, con algunas excepciones: que no tengamos familia numerosa, ni mucha ropa, ni nos guste acumular recuerdos absurdos y sobre todo que tengamos juventud mental y sentido del humor.

Casa Nido y Casa Básica

Martín Azúa y Gerard Moliné forman tándem profesional en el estudio Azúamoliné. Entre las últimas piezas destacan la colección de lavabos para la firma Cosmic y la línea de cocina creada para Ferrán Adrià en 2005.

La Casa Nido (ne(s)t house), diseñada en 2005 para la exposición Neorrural en Ego Gallery, se ha presentado este año con la firma Droog Design en el Salón del Mueble de Milán. Es una propuesta de aproximación a la naturaleza como puesto de observación o como hábitat esencial para una noche, que se cuelga de los árboles por medio de una cinta gruesa sin dañar las ramas. Aprendiendo de los pájaros que se instalan en un lugar y utilizan sus recursos más próximos, se trata de una estructura metálica con trama de cuerda que se puede rellenar con todo tipo de ramas y de hojas. Dicen sus creadores que «la casa nido permite una percepción del espacio natural desde un punto de vista animal y vegetal y sobre todo es un experimento que formula la pregunta de qué pasaría si las casas se construyeran así, sin ataduras, sin dejar huellas. Frente al mundo de la construcción que ocupa un lugar para siempre ?añaden, nosotros reivindicamos un lugar temporal».

La Casa Básica, por su parte, es una obra de Martín Ruiz de Azúa, uno de los dos integrantes del estudio anterior y se proyectó en 1999 para la exposición Futuro Compuesto. Se trata de un gran globo cúbico de 2x2x2 metros realizado en poliéster metalizado de dos caras; una dorada (que protege del frío ) y otra plateada (que aísla del calor). La casa se mantiene hinchada gracias a su extrema ligereza, apenas 200 gramos. Una pequeña diferencia de calor entre el aire interior y exterior es suficiente para darle forma. La entrada es una apertura circular en el suelo que además de evitar la salida de aire caliente permite que la casa sea totalmente reversible. En el interior podemos disfrutar de un espacio envolvente y luminoso con vistas al exterior. El material es translúcido y permite ver sin ser visto. El prototipo en fase de experimentación está expuesto en el MOMA de New York.

Vacaciones con la casa puesta

Las «roulottes», autocaravanas o «vans» están en el mismo círculo que los coches. Cada año surgen nuevos modelos con mejores prestaciones y un diseño mas ergonómico y sofisticado que introduce en un espacio mínimo la tecnología más avanzada para hacerlas más cómodas y habitables en su interior. La vida móvil en ellas es casi como en un barco, y ya se organizan cruceros e itinerarios especialmente destinados a este tipo de transporte.

¿Qué decir de las tiendas de campaña, cada vez mejor equipadas? Las hay resistentes a temperaturas bajo cero funcionando como bungalows en hoteles de cinco estrellas, pero aquí nos fijamos en las más auténticas, las jaimas árabes realizadas en la actualidad del mismo modo y las mismas técnicas que en tiempos inmemoriales. Encontramos desde las más lujosas, con tapices y alfombras, donde la vida transcurre como en las mil y una noches, hasta la más mimetizada con el paisaje, la jaima bereber, utilizada como vivienda temporal por las tribus nómadas hecha con pieles de camello, oveja y cabra, cosidas a mano y resistentes a vientos y a lluvias débiles. Son de fácil instalación en cualquier entorno porque armonizan con la naturaleza. El precio aproximado de una de ellas oscila entre los 700 y los 2.500 euros, dependiendo del tamaño y la calidad.

Por su parte, la última seleccionada es la m-ch (micro compact home), un módulo cúbico ultraligero que se puede instalar aislado o agrupado tanto en vertical como en horizontal, formando villas especiales. Su uso ha sido experimentado en la Universidad Técnica de Munich por parte de estudiantes de arquitectura que se trasladaron a vivir allí en una agrupacion de siete cubos. Lo probaron durante el primer semestre del curso 05/06 y su resultado fue tan bueno que decidieron prolongar la experiencia.

Están equipados con todo lo necesario: climatización, televisión, agua caliente, cocinas, electrodomésticos... Su mobiliario está integrado y están realizadas en aluminio tratado. Cuentan con asistecnia técnica, y, si se quiere cambiar, la casa de fabricación las recoje, son reciclables y vienen a costar unos 72.000 euros con instalación. Para saber mas: www.microcompacthome.com y mail@clairecurtice.co.uk