
Valverde está maldito
Una fractura de clavícula le obliga a abandonar la ronda francesa
Actualizado: GuardarAlejandro Valverde y el Tour de Francia no se quieren. El corredor murciano, uno de los favoritos para ganar la carrera, se vio obligado a abandonar debido a una caída saldada con una fractura abierta de la clavícula. En una etapa que se adjudicó el alemán Matthias Kessler, las aspiraciones del ciclismo español para intentar ganar el Tour quedaron cercenadas de cuajo.
Valverde, un corredor que había despertado una gran ilusión entre la afición española, tuvo que abandonar hace un año el Tour en la decimotercera etapa debido a los problemas que tenía en la rodilla izquierda. Había ganado la etapa de Courchevel, por delante del mismísimo Lance Armstrong. Era líder de la clasificación de jóvenes y quinto en la general. Su primera parte de Tour había resultado fantástica. Este año llegaba pletórico a la cita francesa, a una prueba que había perdido a hombres importantes como Ullrich, Basso, Vinokourov o Mancebo, lo que acrecentaba sus posibilidades de estar en lo más alto del podio. Valverde es uno de esos ciclistas que sólo sale a las carreras para ganarlas.
Le estaban enseñando en su equipo a moderarse, a centrar sus objetivos. El infortunio se ha cebado con él de una forma injusta, increíble, a 20 kilómetros de uno de las ciudades que mas afición tiene por el ciclismo del mundo, Valkenburg.
Su director, Eusebio Unzue, estaba desolado: «Enseguida hemos visto que era la clavícula, y no por el dolor que tenía Alejandro, que parecía mucho, sino porque al palparle se le veía que la tenía rota. Le sobresalía un bulto por encima de la camiseta. Casi no me lo creo».
La desgracia es que todos veíamos que este Tour, que comenzó viciado en Estrasburgo, podría haber estado destinado al chico de Las Lumbreras, que deberá esperar otro año. Han pasado dos trenes por su vida deportiva en este país y no ha podido coger ninguno de ellos. En un día de desgracias para nuestro ciclismo, José Luis Arrieta se encontró de frente con el Cauberg a menos de dos kilómetros de la meta, cuando cabalgaba en solitario después de sobrevivir a una escapada que se inició en el kilómetro 17 de la etapa. Estuvo 198 kilómetros pedaleando en cabeza. Luego pagó los esfuerzos. Un día para olvidar.