Discriminación en una gala de peluquería
Actualizado: GuardarTengo 19 años y actualmente estoy cursando mis estudios en la Facultad de Derecho de Jerez. El objetivo de mi carta no es otro que informar sobre unos sucesos que tuvieron lugar el día 29 de mayo por la tarde en una gala de peluquería celebrada en el Hotel Guadalete a las 19.00 horas por la marca Eugene Perma Paris, con el fin de darles la mayor difusión posible para evitar futuras incidencias. Alrededor del mediodía recibí una llamada de una buena compañera y amiga, informándome del evento, en el que iban a seleccionar a cinco chicas para realizarnos un corte de pelo y aplicarnos posteriormente un tinte. Después nos harían unas fotografías, algo que aprovecharían para dar promoción a los productos que esta marca ofrece y de este modo importar, según nos comunicaron ellos cuando estuvimos allí, nuevos estilos y tendencias, además pagarnos treinta euros a las chicas seleccionadas.
Como la idea me pareció buena y acertada, decidí que valía la pena acudir aunque me supusiera una gran dificultad, ya que actualmente resido en Chiclana, teniendo en cuenta que los transportes son bastante irregulares y que yo, al ser invidente, tengo mayores problemas para acceder a ellos. Al llegar allí, unos señores nos examinaron una a una, analizaron nuestros tipos de cabello para elegir cuáles serían los más adecuados a las ideas que ellos tenían. Tras varias observaciones, fui seleccionada junto con cuatro compañeras más para realizar la prueba. Cuál no sería mi sorpresa cuando de pronto, uno de los seleccionadores, al darse cuenta de que soy invidente, automáticamente decide excluirme y se dispone a elegir a otra compañera, diciendo ante todo el mundo que no me permitirían participar en el proyecto por este motivo y alegando como excusa las dificultades de movilidad para las cuales no quiso escuchar algunas soluciones que le planteamos tanto mi compañera como yo misma. Sin embargo, cuando después de aquello intenté decirle que me parecía una discriminación lo que estaban haciendo y que no veía voluntad ninguna por su parte para solucionar los problemas que él mismo planteaba, su actitud fue ignorarme por completo, visto lo cual decidí abandonar la sala junto con mi compañera. Tras la experiencia, esa misma tarde me puse en contacto con quien me dijeron era la responsable de la gala, que me aseguró que el asunto sería tratado y que recibiría noticias de ellos posteriormente. Sin embargo, no sólo no he recibido ninguna noticia al respecto, sino que han evitado atenderme cuando yo he intentado comunicarme con ellos tras esperar un tiempo que me pareció prudencial sin recibir ninguna respuesta ni predisposición alguna para facilitarme una solución. Realmente me parece vergonzoso que, a estas alturas y en pleno siglo XXI, las personas con discapacidad seamos víctimas de discriminaciones como éstas, de humillaciones de ese calibre y de un maltrato psicológico tan ruín, inhumano y degradante. Parece ser que ideas tan socialmente aceptadas como la no discriminación, la igualdad o la dignidad de la persona, derechos actualmente consagrados en la Constitución Española, no están acordes con la ideología de esta empresa, ya que dichos derechos me fueron vulnerados sin ningún tipo de reparo por su parte.
Sara Martín Pérez. Chiclana