Francisco García. / R. E.
LA VOZ DEL LECTOR FRANCISCO GARCÍA TATUADOR

«Las mujeres se hacen más tatuajes que los hombres»

Francisco fue el primer tatuador con licencia de San Fernando y el tercero del país tras aprender la técnica de unos holandeses

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-¿Cómo aprendió a hacer tatuajes?

-Siempre me había gustado, pero mi primer acercamiento fue con unos holandeses que vivían en San Fernando sobre 1985 y se ganaban la vida haciendo tatuajes. Aprendí mucho de ellos, pero luego comencé a hacer tatuajes más modernos y ellos se fueron. Así que me quedé yo solo en la ciudad.

-¿En esa época su trabajo debía ser muy diferente al que desempeña ahora?

-Antes era muy complicado ser profesional. Yo fui el tercero en conseguir una licencia para montar mi propio negocio de toda España y el primero en San Fernando. Antes, casi sólo trabajaba con militares que se hacían dibujos tradicionales como anclas, águilas y cosas de ese estilo. Entraba una mujer cada seis o siete años. Pero afortunadamente todo cambió.

-¿Cómo cambió exactamente?

-Ahora, por ejemplo, se hacen más tatuajes las mujeres que los hombres. La gente es más imaginativa y te pide cosas muy diferentes, aunque muchas veces vaya todo por modas.

-¿Qué tipo de modas?

-En los últimos años, la mayoría de la gente sólo quería hacerse letras chinas y tribales. Menos mal que todo eso acabó porque cansa un poco hacer siempre lo mismo. Ahora, la gente sigue haciéndose letras, pero utilizan otros idiomas.

-¿Hay diferencia entre los dibujos que piden los hombres y las mujeres?

-Generalmente, sí. Las mujeres son más clásicas. Te suelen pedir cosas de fantasía como hadas, brujas o mariposas. Los hombres quieren sobre todo dragones. Es increíble la cantidad de dragones que hago en un año.

-¿Haces tatuajes en cualquier parte del cuerpo?

-Tengo la suficiente experiencia para atreverme con todo. Yo tatúo manos y cara siempre y cuando crea que la persona que lo pide sabe lo que está haciendo. Muchas veces hay que aconsejar a la gente sobre lo que quiere porque esto es para siempre. Si veo que la persona no es consciente de lo que está pidiendo no le hago el tatuaje.