La ley del ladrillo
Hasta trece presidentes de Segunda son dueños de empresas constructoras o inmobiliarias; el Tenerife crea su propia constructora y en el Levante es donde más se da este fenómeno
Actualizado:La Segunda se rige bajo la ley del ladrillo. Sólo con mirar las profesiones y ocupaciones de los presidentes y máximos accionistas de los clubes de la categoría de plata se puede saber de dónde sale el dinero. Hasta trece dirigentes son dueños o tienen intereses en empresas constructoras e inmobiliarias, y algunos más mantienen una relación más o menos directa.
La gran mayoría juega con ventaja. Entra en el deporte rey no porque sea rentable, sino porque le permite acceder a negocios que sí le reportan gran cantidad de dinero. Recalificaciones de ciudad deportiva, aparcamientos, terrenos colindantes que pasan a convertirse en centros comerciales. Nuevos estadios pese a la poca afluencia de público. Y siempre con empresas afines al dirigente de por medio.
Antonio Muñoz habla de «competencia desleal» pues es una fortuna que se genera al margen del fútbol, y en ocasiones de dudosa legalidad y basada en favores políticos. Lo cierto es que varias entidades ya se han propuesto crear una constructora con el mismo nombre del club para obtener beneficios, caso del Tenerife o próximamente del Salamanca.
Otros presidentes que se benefician de su club para intereses particulares son Jesús Samper, dueño de una empresa organizadora de eventos deportivos, y Enrique Pina, representante de futbolistas.
En este análisis resulta significativo el enorme poder de estas empresas constructoras en la zona del Levante, pues Hércules, Elche y Castellón se benefician de este dinero, además de Almería y Murcia.
El problema de estos clubes que gastan más de lo que ingresan por motivos externos es que muchas veces se ven condenados a deudas insuperables e incluso a la desaparición cuando sus mecenas deciden desaparecer e irse con su chiringuito a otra parte.