Es intolerable en el siglo XXI

Es inaceptable que en nuestro siglo existan nada menos quesesenta guerras en el mundo. Es vergonzoso el hecho de que mueran diariamente entre cincuenta y sesenta mil personas, mientras se gastan unos tres mil millones de dólares en armas. Que a pesar de la diversidad de medios de comunicación, cada jornada mueran más ancianos en sus hogares en el más inhumano abandono. Que se asista cotidianamente en exceso al execrable espectáculo de la muerte a tan solo unos kilómetros de nuestras costas. Inmigrantes africanos que intentan arribar en sus pateras o cayucos, a la búsqueda de una sociedad civilizada. ¿No más muertes en el Estrecho! Sería justo que el pueblo saharahui tuviera derecho a ser un estado libre e independiente, y deje de estar sometido a un oprobioso régimen. No existen dictaduras -por no llamarlas tiranías-, de derechas o de izquierdas según las conveniencias estrictamente económicas. Esta postura tan habitual no sustenta ninguna clase de humanismo, sólo intereses espúreos.

¿No saben reaccionar los gobernantes de nuestros países, elegidos democráticamente por un pueblo soberano que cada vez acude menos a las urnas y por ende, cada vez se abstiene más a todos los niveles: internacional, nacional, autonómico, local...? Por el contrario, existen más ONGs -formadas en su mayoría por gente joven-, que sin ningún afán de protagonismo e interés individual o colectivo, crean ámbitos de auténtica y verdadera solidaridad. ¿Es concebible que existan bases como la de Guantánamo, abierta a la tortura, a la crueldad, que incumple todos los tratados internacionales, entre ellos la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948? !Nunca jamás, ningún tipo de acto terrorista! ¿Ha merecido la pena la sangre derramada, la cárcel, el exilio, para que tantos vivos y vivas se entregen a la vida padre a costa de sus más directos conciudanos? ¿No es verdad que nuestro mundo ha ganado en avances tecnológicos, mientras ha perdido tantos valores humanos? Poseer libertad de expresión no significa tener derecho a atacar la de nuestros conciudadanos.

Alfonso Aguirre. Puerto Real