Ofensiva sin sentido
Actualizado:La endémica maldición que se cierne sobre el proceso de paz en Oriente Próximo ha vuelto a cumplirse inexorablemente. Cuando un mínimo atisbo de normalización entre el presidente palestino, el moderado Abbas, y el primer ministro israelí, Ehud Olmert, parecía que podía cuajar tras el encuentro informal de ambos mandatarios en Jordania, la muerte de dos soldados y, sobre todo, el secuestro de un tercero, a manos de un grupo de comandos palestinos ha desatado la cólera del todopoderoso Ejército hebreo. Sólo la mediación egipcia para intentar liberar al joven militar permite mantener una cierta esperanza de que la insensata situación a la que se ha llegado se frene antes de que sea demasiado tarde. El Gobierno israelí ha adoptado la actitud oficial de no negociar absolutamente nada con una banda terrorista, y fiel a su cruda definición del Ejecutivo palestino ha capturado a docenas de altos cargos, incluidos muchos ministros y diputados de un parlamento democráticamente elegido; una actitud que no deja en muy buena situación a Tel Aviv, de cara a la comunidad internacional. Incluso dentro de Israel, hay sectores que dicen abiertamente que esta opción ni es muy conveniente y ni siquiera la única posible. Como escribía el propio diario Haaretz, la negociación siempre es una opción, y atrincherarse en una posición tan rigurosa y expeditiva no ayudará a recuperar con vida al cabo Shalit. Más aún si se tiene en cuenta que, en este caso, se ha tratado de una acción que puede calificarse de militar y no de propiamente terrorista. No hubiera sido ningún desdoro liberar anticipadamente a menores o a presos a punto de salir de la cárcel para rescatar a cambio al soldado retenido. En muchas ocasiones, durante décadas, Israel ha negociado hasta repatriaciones de cadáveres y su opinión pública lo ha entendido sin problemas. El Ejecutivo israelí debería saber que con su actuación no hace sino inclinar la balanza del lado de las opciones más radicales, entre las que el Gobierno de Haniye, sin ser en absoluto equiparable a la moderación del presidente Abbas, no es la más extremista del campo palestino.