«La caballa asada es típica de Cádiz de toda la vida»

-¿Cuánto tiempo lleva vendiendo caballa en La Viña?

-Más de veinte años, siempre en el mismo lugar. Lo tengo que hacer porque con la pensión no me alcanza para vivir, pero este año está la cosa medio regular porque hay mucho control y la Guardia Civil no nos deja pescar mucho, sólo cinco kilos por persona. El otro día, por ejemplo, me quitaron una caja de caballa a la entrada de La Caleta. Quieren acabar con esto, pero no se dan cuenta que vender la caballa en plena calle es algo típico de Cádiz desde hace más de 50 años. El entierro de la caballa y las barbacoas en la playa de La Caleta es una tradición que también quieren eliminar.

-¿Cómo es su jornada laboral?

-Me levanto a las cinco de la mañana todos los días y a las seis ya estoy embarcado con un compañero, que es el patrón, que tiene un barco grande, de siete metros. Es una hora y pico de camino mar adentro. Pescamos con anzuelo y no con red. Después vuelvo, y me pongo a vender sobre las once.

-¿Veo que tiene un constante trasiego de clientes?

-Vendo mucho porque no soy antipático para el público. Estas dos cajas que ve usted aquí se me acaban en un par de horas. Además, están a buen precio, dos caballas por un euro y cuatro por dos euros. Las caballas más grandes se las vendo a los bares y restaurantes de la zona, ellos me hacen los encargos por la tarde para el día siguiente. De todas maneras no es oro todo lo que reluce, pues los gastos diarios son muchos. El litro de gasoil cuesta un euro y todos los días tengo que comprar diez litros. Luego también gasto diariamente seis euros en hielo para que se mantenga la caballa fresca. Además, los anzuelos y el hilo hay que reponerlos con frecuencia.

-¿Hay menos pescado en el mar que antes?

-No, yo diría que igual, eso sí, este año hay muchas caballas chicas, mucho pescado corto, y la gente demanda grande.

-¿Cuándo piensa dejar el oficio de pescador?

-Nunca, seguiré hasta que pueda porque tengo una familia que sacar adelante. Deberían dejar a los pescadores ganarse la vida de forma honrada.