Dejen en paz a Aznar
Actualizado:Es bien conocido que desde la dimisión de Adolfo Suárez en 1981, hace ya más de 25 años, no hemos sabido qué hacer en este país con los ex presidentes del Gobierno, que siempre hablan de más y embarazan a sus epígonos y adversarios. Aznar, por su parte, aunque presidente de la FAES y opinante anecdótico, ha mantenido en general desde su retirada una actitud prudente y discreta de alejamiento de la política concreta, mucho más de lo que a priori cabía esperar. Así las cosas, es insidioso que el Gobierno hurgue en las actividades privadas del ex presidente, que muy legítimamente está buscando su instalación en su propia vida profesional. Deberíamos todos mostrar cierta grandeza en esta clase de asuntos que trascienden a la propia política.