VELOCIDAD. Exceder el límite en un 50% elimina la mitad de los puntos permitidos.
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Cómo perder el carné en sólo 45 minutos

Las infracciones habituales en un trayecto urbano en coche podrán conllevar la pérdida masiva de puntos

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Cuando tan sólo restan tres días para su puesta en marcha, el sistema de carné de conducir por puntos continúa siendo una auténtica incognita para muchos conductores gaditanos. La mayor parte de los titulares de los permisos de conducción expedidos aún no son conscientes del tipo de faltas cuya acumulación puede hacerles perder el documento.

El uso habitual del automóvil nos hace confiados y puede crearnos la falsa sensación de que somos invulnerables ante el nuevo sistema. Pero nada más lejos de la realidad, ya que el permiso venidero obliga al conductor a extremar la precaución en ciudad y carretera para poder preservar su carné. De esta forma, todos nos convertiremos en presa fácil de la inminente medida restrictiv, que tiene como objetivo de disminuir la elevada cifra anual de accidentes de circulación.

Evidencias

La experiencia vivida por este redactor la pasada tarde del lunes no deja lugar a dudas acerca de la contundencia de las nuevas medidas, ya que tan sólo hicieron falta 45 minutos de conducción en ciudad, bajo la supervisión de un profesor de prácticas de autoescuela, para arrojar un preocupante veredicto: «Tres cuartos de hora al volante, sin salir de la ciudad, pueden costarte el carné». De hecho, con la Ley en mano, la limitación diaria establecida para la pérdida de puntos (ocho unidades) hubiera sido el único factor que hubiese impedido que volviera a casa desprovisto del permiso rosa. La improvisada experiencia se saldó con la pérdida total de trece puntos, uno más allá del limite establecido para los conductores veteranos.

Juan Antonio Vázquez, profesor de autoescuela desde hace más de cinco años, tuvo la deferencia de ser juez y jurado durante mi periplo urbano por San Fernando para dejar constancia de los efectos que el nuevo sistema puede tener sobre una simple, y aparentemente inofensiva, vuelta por la ciudad. La intención de la práctica fue la de mostrar dichas consecuencias mientras me limitaba maniobrar el coche como si afrontara parte de mi rutina diaria, es decir, sin tener en cuenta al monitor ni tratar de forzar la conducción para cometer o evitar fallos. Nada más encender el coche, el profesor señaló un detalle que no animó a la acometida del experimento: «Ni los años de carné, ni la precaución al volante librarían a cualquier ciudadano de suspender un examen de conducir», aseveró Vázquez.

No hizo falta salir de la calle donde se encontraba estacionado el coche para que cayeran los dos primeros puntos. «Apunta menos dos», indicó el profesor. «¿Por qué?», pregunté perplejo sin saber que había hecho mal. «Has invadido el carril del sentido contrario en una vía de doble sentido», afirmó el monitor. «Pero si no hay línea en el suelo que delimite el carril», repliqué en un absurdo intento de justificar mi infracción, intento que no volví a repetir en todo el trayecto.

La realización de una gestión laboral, que me obligó a aparcar en doble fila, se vio traducida en la perdida de otros dos puntos, algo que me recordó el monitor al volver al coche tras dos escasos minutos. «¿Y van cuatro en poco más de un quince minutos!», pensé convencido de que una ausencia tan breve no implicaría dicha sanción.

Tras media hora de ruta, atender una llamada de trabajo me obligó a restar tres puntos del nuevo carné, algo que me hizo volver a formular la promesa de que no pasaría una semana más sin que adquiriese un kit de «manos libres». «El uso manual del teléfono móvil, a pesar de la distracción que supone, es una práctica tan habitual que copará gran parte de los futuros puntos restados», aseveró Juan Antonio.

La estocada final al carné fue asestada poco antes de finalizar el recorrido, cuando circulaba a 70 kilómetros por hora en una zona de obras que prohibía alcanzar más de 30. «Acabas de perder seis puntos y te has quedado sin permiso», apostilló el monitor, anunciándome que exceder el límite de velocidad en más de la mitad de lo permitido suponía perder la mitad de los puntos.

Tras poco más de 45 minutos al volante, y después de agradecer a Juan Antonio Vázquez la ayuda prestada, la experiencia arrojó dos reveladoras conclusiones: Que no conducimos tan bien como creemos y que con el nuevo sistema no hace falta salir de la ciudad en la que vivimos para poner en peligro el permiso de conducción.