La fuente de la Noria vive el día más racinguista de su historia
Cientos de aficionados portuenses acudieron a esta plaza para festejar el ascenso y bañarse junto a los futbolistas
Actualizado: GuardarHabía ganas, muchas ganas. Tantos años deambulando por las cloacas del fútbol e impregnándose del peor de los olores, que casi acabaron condenando la historia de este club. Pero la cabeza asoma. Por fin, el Racing Portuense regresa a la categoría que la moneda le obligó a abandonar hace catorce años y la fiesta no desmereció el logro obtenido por los rojiblancos.
Un espectáculo que comenzaría antes del encuentro, pues la parroquia local estaba convencida del éxito y acudió en masa al José del Cuvillo. Había ganas, muchas ganas. Tantas que el gol de Masegosa abría la puerta imaginaria para que muchos aficionados saltaran al césped a jalear a sus ídolos cuando el cronómetro no había dicho la última palabra. Pero el Racing sí.
Obligada invasión de campo y también la típica pasarela de lencería de los futbolistas, que salían al césped en paños menores para sacar a hombros a su presidente, José Manuel Lores, que no necesita de coso para rendir tributo a Manolete.
Y como había ganas, muchas ganas, pues miles de portuenses arrancaron sus autos camino de otro tipismo, el baño en la fuente de la Plaza de la Noria. Atascos en Valdelagrana y en las calles del centro, sonidos de claxon, gritos de euforia,... Las vallas de la céntrica glorieta no podían contener tanta alegría, concentrada durante más de una década, y el irrisorio dispositivo del Ayuntamiento acababa pisoteado por la masa.
El agua, bendito elemento de los futboleros, servía para festejar la hazaña y refrescarse ante el calor del verano. Tiempo de espera para la llegada de los protagonistas, los futbolistas, que como en anteriores fechas se pasaban para celebrar el ascenso con los suyos. En los coches particulares, y antes de la cena de toda la plantilla, los jugadores se fundían con la enfervorizada hinchada al grito de Campeones, el mismo eslogan que esgrimía su camiseta hecha para la ocasión. Y hasta las tantas. Porque había tantas, tantas ganas.