Una mano amiga para el maldito final de mes
La Fundación Dora Reyes ayuda a 1.053 familias gaditanas en los gastos domésticos y a 66 personas les consiguió un empleo en 2005
Actualizado:Gabriel García Márquez contaba en su obra Vivir para contarla su biografía, pero hay vidas que jamás serán plasmadas en un papel y ésas son las de 1.053 familias que son atendidas por la Fundación Dora Reyes. Este millar de personas debe subsistir con salarios paupérrimos en una sociedad de voraz consumismo. La fundación gaditana es una entidad que ayuda en multitud de facetas como pueden ser los pagos de la luz, el agua, los desahucios por impago de los alquileres, las ayudas para material escolar, la compra de muebles y electrodomésticos de segunda mano o el pago de recetas.
Pero no es la única ayuda que ofrecen, entre sus actividades más demandadas está la entrega, a los más necesitados, de lotes de alimentos procedentes del Banco de Alimentos. Este reparto se lleva a cabo una vez al mes. Así ocurrió el pasado 14 de junio. La Fundación Dora Reyes abría sus puertas a las seis de la tarde. A esa hora, el timbre de la puerta comenzó a sonar. Mujeres ancianas y otras más jóvenes acompañadas de sus hijos se sentaban en fila india a la espera de su turno para recibir leche en polvo, cereales, galletas, pasta y lentejas. Todas ellas con su carrito de la compra.
Mientras una voluntaria llenaba las bolsas, las mujeres esperaban poder hablar con el presidente de la fundación, José Cuadrado, a quien querían explicarles su difícil situación. «Mira Pepe, me falta por pagar varios recibos de agua y no tengo con qué», sollozaba una vecina entre lágrimas y con la respiración entrecortada.
«No me alcanza»
A esta mujer le seguía una viuda entrada en años. «No me alcanza con la paga y necesito comprar un mueble para la cocina». Acto seguido, en sus manos caía un papel invitándola a ir a Reto para adquirir lo deseado.
En esa fila se encontraba también una mujer de 72 años que aseguraba necesitar «sólo» alimentos: «Pero hoy hay pocas cosas. Lo hago porque no me llega la pensión de viudedad de menos de 400 euros que tengo. Hace poco que vengo, no más de un año». A su lado había sentada una mujer soltera de 71 años con una necesidad similar, aunque su estado precario no se debe a una pensión de viudedad sino de orfandad, que no le deja llegar a final de mes sin la colaboración de colectivos como la Fundación Dora: «Con 300 euros de pensión y pagando 137 de luz, agua y vivienda, y sin contar el teléfono y la comida, la ayuda es fundamental».
Sin embargo, no solamente de pan vive el hombre. El presidente de la fundación consiguió trabajo en 2005 a 66 personas; en muchos casos eran inmigrantes que lograban un empleo en casas como servicio doméstico. «Ven luz al final del camino al poder obtener un sueldo de más de 600 euros, que les permite no tener que cruzar el umbral de la puerta de la institución», afirma José Cuadrado, quien apostilla que hay «más pobreza de lo que la gente se cree, ya que cuando se tiene dinero uno se despreocupa por ver las necesidades de los demás». Al frente de esta asociación ha visto pasar vidas difíciles: «Mujeres con historias increíbles, que proceden de familias numerosas, y que tienen hijos en la cárcel o drogadictos, además de maridos sumidos en el alcohol».
«Más inmigrantes»
A su lado está la voluntaria Maribel Ordónez, que empezó a colaborar en la fundación animada por su marido ya fallecido, con el propósito firme «de acabar con las necesidades de las personas». Ojos que han visto como han ido cambiando el perfil de los que solicitan ayuda. «Cada vez vienen más inmigrantes, pero lo que verdaderamente me alegra es ver como salen del atolladero».
Tocaba cerrar las dependencias. Ya eran las ocho de la tarde y la jornada terminaba para los cuatro voluntarios, que gracias a un presupuesto de más de 42.000 euros, habían logrado el año pasado que varias familias gaditanas sobrevivirán en un mundo hostil.