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FONDOS. IslahAbitada participará en la muestra del Palacio de Congresos. / G. HÖHR
EL MAESTRO LIENDRE

Cada cual con su memoria

JOSÉ LANDI/
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Hace pocos meses que uno de los gestores de la cultura institucional gaditana lo afirmaba: «No hay que hacer un acontecimiento de cada fecha histórica, de cada nacimiento y fallecimiento, no hay motivos para recordar cada efeméride con un programa de actos». Hasta ahí, todos de acuerdo, lo más difícil es aclarar qué acontecimientos merecen conmemoración y qué otros deben caer en el cajón del olvido. Cada ciudadano, cada institución y, sobre todo, cada partido político, tiene un listado distinto, particular y, por lo común, innegociable. Si el libro de los gustos está en blanco, el de las fechas a recordar está tan emborronado de anotaciones particulares que resulta imposible pasarlo a limpio.

Hay que convivir con esa discrepancia, porque la unanimidad es imposible. El respeto a las fechas que quieran rememorar los demás es la única norma posible para el entendimiento. Ni se puede imponer el recuerdo ni se puede decretar el olvido. Ahí es donde aparece la incomodidad. Los mismos que nos piden a todos que pasemos esa página en la que siguen escritos los nombres de los que colaboraron con dictaduras, crímenes de guerra o represiones varias, son los que te exigen que mantengas frescas en la memoria corrupciones intolerables y barbaries de origen distinto. Es decir, aspiran a decirle a la gente qué rencores deben conservar intactos en la nevera del recuerdo y qué odios deben aparcar por la buena marcha del negocio social.

Los mismos que pidieron, y consiguieron, generosidad colectiva para pasar del totalitarismo a la democracia, diseñada en buena parte por los totalitarios, son los que piden ahora que recuerdes otros crímenes y que no los olvides, aunque sea para tratar de que nunca se repitan. El resultado es que algunos comportamientos repulsivos, cuando no criminales, quedan disculpados, pero otros deben quedar eternamente presentes, sin perdón.

Ahí es donde surge la incomodidad. O recordamos a todos los que -creemos- actuaron contra la libertad y la vida, a todos, o decidimos disculpar, a todos, para tratar de progresar, para tratar de llegar a una situación mejor.



Aquí y ahora

Que nadie piense que hablamos de conflictos lejanos ni vascos, que nadie crea que se trata de disculpar o recordar asuntos de hace medio siglo. Ese debate entre el recuerdo forzado y el olvido a empujones está mucho más cercano, en el tiempo y en la geografía, de lo que cabe pensar.

De hecho, reaparece cada poco tiempo. Hace bien poco que resucitó con Álvaro Domecq. Esta semana ha tenido un episodio menor con Antonio de León Manjón y en el calendario próximo hay otra excusa cercana para afrontarlo: el aniversario de la muerte de José María Pemán.

La inmensa mayoría de los lectores me-dios, de los consumidores habituales de novela o esporádicos de poesía, no ha leído casi nada de lo que firmó.

Escritores tan autorizados como Benjamín Prado y Juan José Téllez (en dos actos públicos celebrados en Cádiz esta última primavera, sin ir más lejos), han asegurado en voz alta que su talla de autor de prosa, poesía, e incluso su condición de articulista, no merece mayor reseña.

Un ex concejal, Pettenghi, escribió esta pasada semana una columna tan divertida como brillante con similar mensaje, aunque genérico y sin personalizar. Incluso al representante máximo de todos los periodistas andaluces, Fernando Santiago, recuerdo haberle leído algo similar el pasado año. Es decir, voces que resultan respetables dicen que no hay mayores motivos literarios, objetivos, artísticos o académicos, para elevar más su figura, pero allá que toca ir a glosarla, porque los que quieren decidir lo que hay que recordar han tomado ya la decisión. Esta gente no respeta que cada cual quiera olvidar o rememorar a su antojo libérrimo. Dicen que hay que recordar a Pemán... y punto.



El recuerdo hipócrita

No se trata de una opinión particular, se trata de lo que dicen esos autores o profesionales, ya mencionados, en público y miles de ciudadanos... con la boca pequeña. Todavía recuerdo cómo, durante la inauguración de la Casa Pemán en San Antonio, tras los discursos diplomáticos, tras los saludos y las croquetas, muchos dirigentes públicos, muchos técnicos institucionales y muchos culturetas iban recorriendo las habitaciones haciendo chistes macabros sobre lo que el escritor gaditano pudo hacer en aquellas habitaciones, hace más de 40 años. Esos funcionarios, esos dirigentes públicos e intelectuales de pesebre asumirán ahora el recuerdo que se les impone, porque les conviene para conservar sus confortables despachos, que son su mayor creencia y su única patria.

Serán muchos los que se pongan a recordar a Pemán, porque lo admiraron o porque toca pero si, con inocencia o mala leche, alguien pregunta cómo puede presidir Ma-nuel Fraga el jurado del Premio Príncipe de Asturias de Valores Humanos, la respuesta más común será: «Venga, hombre, olvídate ya, que de todo eso hace muchos años». Algunos querríamos olvidar, para superar, cosas que pasaron hace muchos años, pero todas. O al menos, por aclararnos, recordarlas, pero todas.

Lo que resulta muy molesto es quedarse a medias, que te pidan que lo hagas con algunas cosas. Con otras, no.



Mucho arte

Para olvidar los pleitos del pasado, mejor dedicarse a lo que está por venir. El verano se presenta muy activo en el mundillo del arte contemporáneo. La comisión de gobierno del Ayuntamiento formalizó el jueves la rumoreada exposición colectiva de los tres galeristas gaditanos en el Palacio de Congresos. Será una especie de ensayo general para ver qué tiene y qué puede tener el futuro Centro de Arte Contemporáneo. Milagros Delicado, Benot e IslahAbitada presentarán colecciones que se complementarán con otras de titularidad pública, de esas que descansan en las paredes de los edificios de oficinas institucionales. Por cierto, a partir de julio serán cinco las galerías de la capital gaditana. A las tres mencionadas habrá que sumar dos: una que abre en la calle Valverde y otra en la Cuesta de las Calesas. En ambos casos, se trata de apuestas de prestigiosos y veteranos aficionados, llegados de más allá de Despeñaperros, por afincarse en Cádiz.



Bardem apoya a un gaditano

Según van pasando los años, los cursos y las promociones, la Escuela de Cine de Puerto Real empieza a producir artistas, profesionales y futuros directores. Ya son varios los nombres que han sonado (y los premiados) pero el último es Juan González Mesa. Este cineasta ha firmado un corto, llamado Esnatura, que ha llamado la atención de Javier Bardem.

El único actor español candidato a un Oscar ha decidido presentar este trabajo en el híbrido de bar y cine-club, llamado Contra, que regenta en Madrid. La proyección está fijada para el próximo 26 de julio y el intérprete se ha comprometido a reunir a un buen número de profesonales del cine para que puedan ver la obra del joven isleño. Habrá que recordar su nombre. Atentos a la pantalla.