El 90% de los estudiantes admite que los homosexuales son discriminados en las aulas
El autor de 'Homofobia en el sistema educativo' lamenta que los docentes no penalicen las expresiones sexistas
Actualizado: GuardarEl 90% de los alumnos de educación secundaria admite que los homosexuales y transexuales sufren la discriminación en el entorno académico y social. Esta es una de las conclusiones extraídas del informe Homofobia en el sistema educativo, realizado gracias a la colaboración de la organización Cogam y el Departamento de Antropología Social de la Universidad Autónoma de Madrid.
El estudio, presentado ayer por Octavio Moreno, uno de sus autores, ha sido elaborado a partir de 850 encuestas llevadas a cabo en 35 institutos de enseñanza media de la capital y su comunidad autónoma. «En todos se han encontrado manifestaciones de este acoso, lo que nos permite suponer su generalización, que nos hallamos ante un comportamiento habitual», precisó.
El dossier demuestra que las mujeres experimentan una mayor empatía que los hombres ante la diferencia sexual. El 60% de las chicas reconoce conocer a personas de orientación homosexual, porcentaje que baja al 47% cuando se trata de chavales; la relación habitual de los varones, además, resulta mucho más superficial.
«Esta situación está relacionada con la tradicional construcción de la personalidad masculina en oposición a lo femenino, entendido como algo inferior, y con la que, también erróneamente, se vincula el hecho gay».
Octavio Moreno, coordinador del grupo de profesores en la coordinadora de gays y lesbianas de Madrid, achaca la falta de información sobre la incidencia del acoso sexual en el fenómeno bullying a un problema de sensibilización. «No hablaría de una situación ma-lintencionada, sino del escaso apercibimiento sobre su trascendencia», puntualiza. «Ningún maestro permitiría que un estudiante llamara a otro gordo o gitano, pero no se le da generalmente la misma importancia, si es que se percibe como algo negativo, a que le increpe con palabras como maricón. O, incluso, que el propio docente puede achacar al alumno que ha dibujado una mariconada, un comentario frecuente y sexista».
Violencia
En su opinión, no hay que buscar culpables. «Hemos heredado la homofobia, crecido con ella y, como ocurrió con el caso de Jokin -el joven que se quitó la vida en el País Vasco-, tan sólo su visibilidad permitirá enfrentarse al fenómeno».
El preámbulo de la LOE señala entre sus objetivos la diversidad afectivo-sexual y el pasado miércoles se aprobó en el Parlamento una proposición no de ley que insta al Gobierno a desarrollar un plan de promoción de valores de respeto.
«La violencia no ha aumentado», puntualiza el experto. «Siempre ha estado ahí, pero antes no la conocíamos, la tolerábamos como algo normal o, simplemente, nos importaba... ahora esa percepción ha cambiado».
Pero el acoso también experimenta peculiaridades. Según Moreno, la situación empeora, frecuentemente, en centros religiosos. «Al ambiente general se le suma la ideología de la institución, lo que afecta incluso a los profesores gays». También se muestra más aguda en el seno de algunas minorías: «En el colectivo gitano su situación de riesgo es muy grave por la doble condición cultural, sexista y homófoba».
El bullying se manifiesta entre los adolescentes, pero no exclusivamente. El estudio revela que se extiende a profesores -agredidos por sus propios alumnos-, personal académico, padres gays y madres lesbianas e, incluso, a los progenitores heterosexuales de las víctimas. El acoso arruina el rendimiento escolar, impulsa el absentismo e incentiva el denominado exilio sexual -el traslado del campo y pequeñas poblaciones a las grandes urbes para huir de la crisis familiar-. «Yo me río de las manifestaciones que aseguraban que el matrimonio homosexual hacía daño a la familia», alega. «Nada degrada tanto a la familia como la homofobia, porque hace que los padres pierdan a sus hijos».