Desolación de los bibliómanos

La imagen de una pila de libros ardiendo remite a algunos de los grandes horrores de la historia de la Humanidad y se vuelve a mostrar, recurrente, cuando la barbarie aflora bajo cualquier forma, por ejemplo en Irak o en Sarajevo. El incendio en la librería Quorum, en la madrugada del viernes, no tuvo ese carácter, o sea, no respondía a un acto de guerra, a una «noche de los cristales rotos», o a «Fahrenheit 451», pero no puede evitar una carga peculiar de amargura, de tristeza, que otros siniestros no conllevan. Ver reducido a cenizas el almacén de la librería gaditana es una terrible sensación y no tanto por las pérdidas económicas como por las inmateriales. Pepe Jaime y Pedro Rivera: os acompañamos en el dolor. La palabra «libro» nunca puede ir con «ceniza», sino con «sol», con «esperanza», con «vida».