Sin defensa
A excepción del bético Juanito, la retaguardia de recambio de la selección no ofrece garantías
Actualizado:La defensa de recambio de España es un auténtico colador. A excepción de Juanito, que además de anotar el gol de la victoria estuvo enchufado todo el partido, Marchena, Salgado y compañía demostraron que no están a la altura de una competición tan exigente como un Mundial. Resulta preocupante comprobar que el banquillo defensivo de la selección no ofrece garantías en el caso de que Luis Aragonés se vea obligado a tirar de él por lesiones o amonestaciones de la línea comandada por Puyol (Sergio Ramos, Pernía, Pablo y Senna -éste en la posición de pivote-). Es cierto que a veces los errores pueden llegar de la propia apatía por un choque intrascendente-y ante Arabia Saudí la hubo a raudales-, pero es que ayer la muralla española se vino abajo cada vez que un rival rondaba el área con intención.
La descoordinación y la falta de tensión fueron patentes, hasta el punto de que al final los delanteros saudíes se fueron cuando quisieron de sus marcadores. No obstante, los problemas de la zaga que saltó al estadio de Kaiserlautern comenzaron unos metros por delante. Albelda, el pivote encargado de la destrucción, estuvo muy desacertado. Pocas veces se movió bien en su espacio natural y, cuando lo hizo, actuó sin criterio y recurrió de forma excesiva al recurso del balonazo. Con una desconcentración alarmante, dejó desatendidos a sus compañeros de la defensa, que, como él, tampoco estaban para alardes. Sorprende que futbolistas con la experiencia de Salgado y Marchena cometan fallos tan infantiles, sobre todo cuando, en teoría, deberían estar más atentos que nunca para tratar de ganarse la titularidad.
Sus intentos para adelantar la línea y dejar en fuera de juego a los atacantes tuvieron como grandes aliados a los árbitros asistentes, algunas de cuyas decisiones salvaron el desorden en la retaguardia, y a los propios árabes, carentes de picardía. A pesar de ello el combinado rival, probablemente el peor de este campeonato, tuvo dos oportunidades inmejorables de empatar en los minutos finales, cuando España ya no era un equipo. Hasta el propio Santiago Cañizares perdió la paciencia tras una acción de contragolpe de los contrincantes y exigió a viva voz a sus compañeros que pusieran algo más de su parte. Fue como clamar en el desierto porque, un minuto después, la banda derecha volvió a hacer aguas y permitió a los saudíes dar un pase de la muerte que no acabó en gol porque el delantero, completamente solo a la altura del punto de remate -el defensa más cercano estaba a dos metros de él-, la tiró a las nubes.
La motivación
Tienen que estar tranquilos Puyol y sus 'colaboradores' porque, a día de hoy, sus puestos parecen incuestionables. Pero sólo pueden estar sosegados a título individual. A nivel colectivo debería haber cierta inquietud. Algo no funciona bien en esta defensa de recambio. Quizás puede pesar el hecho de que sus integrantes ya han interiorizado que su lucha por entrar en el 'once' inicial estaba perdida de antemano. Será necesario despertar otra vez la motivación de estos futbolistas, porque es previsible que su concurso sea necesario en próximos compromisos si la selección sigue adelante. Luis Aragonés, a quien no gustó en absoluto la actitud del equipo durante buena parte del encuentro, tiene un duro trabajo por delante en este terreno. El entrenador tiene tres días antes de octavos para dejar claro a sus jugadores que todos ellos son importantes. Necesita que los recambios estén al cien por cien para que su salida al campo no suponga un hándicap, sino un refuerzo de garantías.