La selección ensombrece su imagen
Actualizado:El combinado nacional sumó su tercera victoria en el Mundial. El juego de los hombres de Luis Aragonés fue decepcionante y no tuvo nada que ver con los partidos precedentes. Sin ritmo, sin intensidad y con una lentitud exasperante, la selección superó a una paupérrima Arabia Saudí.
La revolución anunciada por el seleccionador no tuvo reflejo en el campo. Los presuntos suplentes no hicieron méritos para cambiar su actual situación. Jugadores como Iniesta, Antonio López y Reyes desperdiciaron una inmejorable oportunidad para cambiar su estatus dentro del grupo.
En la primera parte, el equipo fue netamente superior a los jugadores de Paquetá pero no consiguió desarrollar un fútbol fluido y eficaz. Sólo Joaquín, muy incisivo y vertical, y Cesc mantuvieron un nivel aceptable. Tras la reanudación, el juego y la actitud del once español fue sonrojante. Perdió el control del juego y en el tramo final estuvo a merced de los inocentes jugadores asiáticos.
Totalmente inadvertido durante el primer período. Respondió con acierto en la reanudación en las dos acciones de peligro que protagonizó el ataque de los saudíes. Perdió la paciencia ante la poca intensidad defensiva y recriminó con firmeza a sus compañeros.
No guardará un recuerdo satisfactorio de su debut mundialista. Realizó un encuentro pésimo. No se desdobló en ataque con criterio y sufrió en exceso para tapar su banda en el segundo tiempo. Justificó la decisión de Luis Aragonés de adaptar a Sergio Ramos al lateral.
Tuvo un discreto rendimiento. Apenas profundizó por su banda. Se dejo ver en alguna acción de ataque en la primera mitad y su mejor aportación ofensiva fue un disparo cruzado al inicio del segundo período. Sin problemas defensivos ante el ineficaz ataque rival.
Sobrio y concentrado. Marcó un gol espectacular de cabeza. La escasa colaboración defensiva de Salgado le puso en aprietos en alguna ocasión durante el desarrollo del segundo tiempo. Creó peligro en la estrategia ofensiva y mantuvo el tipo ante la reacción final de los saudíes.
Bien posicionado, la inocencia de los delanteros rivales le permitió mandar en su parcela y no tuvo excesivos problemas para solventar el trabajo defensivo. Se incorporó al ataque en jugadas a balón parado, pero no tuvo incidencia en la estrategia. Jugó con su habitual fogosidad aunque en alguna ocasión se excedió en su agresividad. Vio una tarjeta amarilla y el árbitro le perdonó un codazo a un rival.
Sus virtudes no brillan cuando el equipo necesita llevar la iniciativa. Muy gris en la concepción del juego, no supo mantener el nivel de concentración que exhibe habitualmente. Delegó la transición del juego en sus compañeros de línea.
La decepción de la selección. Aparentemente uno de los jugadores que terminó la campaña liguera en mejor forma, no supo sacar partido de la oportunidad que disfrutó. Se perdió en el centro del campo con infinidad de toques intrascendentes. No fue el jugador incisivo y resolutivo que se esperaba.
No realizó un encuentro brillante, pero fue uno de los pocos jugadores que aportó criterio al juego. Se movió con su soltura habitual y trató de dinamizar el juego del equipo. Volvió a destacar en las llegadas al área sin balón, una de sus mejores cualidades.
El jugador más desequilibrante en la primera fase del partido. Buscó acciones individuales, profundidad y desborde, aunque le faltó levantar la cabeza. En el segundo tiempo desapareció del terreno de juego.
Voluntarioso. Se contagió del ritmo indolente del equipo. Trató de participar en el juego pero su presencia fue testimonial. Disfrutó de dos ocasiones de gol pero no acertó a concretarlas.
Tuvo un comienzo prometedor pero se fue diluyendo con el transcurso de los minutos. Demasiado individualista no logró finalizar las jugadas que inició y no sacó partido de su velocidad.
Inoperante. Sustituto de Raúl, no tuvo ninguna trascendencia en el juego del equipo. Sin movilidad, sin desmarque, sin lucha, fue una sombra del jugador de los dos anteriores partidos.
Entró en el terreno de juego coincidiendo con los peores minutos de juego de la selección. Aunque trató de tomar el mando, no supo revertir el mal juego del equipo.
Luis Aragonés le brindó la oportunidad de incrementar su cuenta goleadora. Salvo algunos desmarques en profundidad que crearon peligro, se contagió del juego deslavazado de la selección.