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El último suspiro del talento

JOSÉ MANUEL CUÉLLAR/
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Los problemas que ha tenido Francia en esta primera fase no han sido ninguna tontería. Se pensaba que, aun dando síntomas de debilidad, simplemente con su aureola, con los restos de lo que le queda, le daría para pasar sobradamente. No ha sido así, ni por asomo. Por el contrario, Francia ha pasado un calvario. Empató los dos primeros partidos y estuvo al pie de los caballos salvándose en el último centímetro de la cinta de llegada.

La cuestión no es tanto de resultado como de sensaciones. Francia no ha jugado bien. Item más, ha jugado mal, sin recursos, sin desarrollo físico, a expensas del ritmo del rival y sin ideas frescas ni modernas. Además, ha tenido graves problemas internos antes y durante este Mundial que no han ayudado. En contra de los jugadores, de la afición y de los medios de comunicación, Raymond Doménech se empeñó en un 4-2-3-1 que dejaba a Henry solo arriba con Zidane de enganche, y fue el mismo madridista el que dio la voz de alarma. Era poco bagaje ofensivo para lo que necesita Francia. Encabezó la revuelta pidiendo un segundo delantero, Trezeguet, que ayudara a Henry, y pidió a su defensa que jugara más adelantada.

En la portería también hubo problemas. Doménech estuvo toreando a Coupet toda la concentración, mimando a Barthez y ninguneando al portero del Olympique de Lyon, que vio las preferencias de que gozaba Barthez y estuvo a punto de irse (de hecho se fue para luego volver) de la concentración. A la hora de la verdad, todos tenían razón menos Doménech, que se las ha tenido que tragar dobladas. Barthez falló ante Corea y siempre dio la sensación de estar en las nubes. El equipo fue muy defensivo y atacó muy poco.

Por otra parte, el seleccionador prometió una renovación de un equipo que es el tercero mayor de la historia de los mundiales (casi 31 años de media) pero a la hora de la verdad ha tirado de la vieja guardia. Todo Francia le pedía que metiera a la nueva esperanza, Ribery (23 años), pero Doméneche cedió a medias. Le metió en el primer partido pero después pasó al banquillo. Cuando le sacó ya era tarde para romper el partido.

Pero todos estos problemas, que son reales, pueden ser una trampa para España. Francia no es fiable. Tiene mucho talento escondido y es algo que puede surgir en cualquier momento. Por muy mayores que estén sus jugadores es algo que siempre puede aflorar. Y entonces sí que son temibles.