Ronaldo vuelve a ritmo de récord
Siempre en el ojo del huracán de críticos y parte de la afición, el delantero brasileño se reivindicó el jueves con un buen partido ante los japoneses
Actualizado:Durante la temporada, Ronaldo le espetó a uno de sus colaboradores: «Ya ni el médico nos coge el teléfono». El jugador estaba en Brasil recuperándose de una de sus múltiples lesiones y precisaba contactar con los doctores del Madrid, algo que ni él ni su asistente lograron. Ese sentir ha sido la nota constante del delantero a lo largo de una campaña en la que se le ha situado en el ojo del huracán de forma constante. La Copa del Mundo siempre pareció una válvula de escape, pero desde el primer día de concentración las críticas, comentarios jocosos y previsiones pesimistas rodearon al 'Fenómeno'.
Sin embargo, en poco menos de una hora, Ronaldo cambió esas ideas. De repente, se convirtió en el hombre del partido ante Japón, igualó el récord histórico de Gerd Müller en las fases finales de un Mundial y superó a Pelé en esa clasificación. Con la larga lista de presuntos enemigos en su bolsillo, el atacante sólo tuvo palabras para agradecer a sus compañeros el apoyo prestado y para dedicar a su hijo, presente en la grada de Dortmund, los dos tantos conseguidos. Quien quiso venganza no pudo encontrarla más que en la ignorancia que Ronaldo aplicó a sus críticos, algo que ha practicado normalmente, en especial desde que pasó dos años sin jugar al fútbol por una lesión. «Si no se hubiera roto en Italia, llevaría diez mil goles». Esta frase corresponde a uno de los técnicos españoles con más prestigio y define la capacidad del futbolista para decantar un encuentro a su favor.
Un jugador respetuoso
Ante Japón, Ronaldo hizo lo que mejor sabe hacer y con lo que se maneja a duras penas, es decir, rematar de cabeza. Un inoportuno golpe en sus años de juventud le convirtió en un delantero terrestre, no aéreo, y sus goles de cabeza son comentados por él mismo con jocosidad. Tras el partido del jueves, su reflexión ante los íntimos se centró en la incredulidad sobre el hecho de que su primer tanto en la Copa del Mundo de Alemania iba a ser un cabezazo. Ni siquiera en ese reducido círculo expuso reproches hacia sus censores: «Hay que respetar a todo el mundo, aunque esté equivocado».
Quizás fuera la jubilación prematura a la que se le abocó en aquella época dolorosa del Inter, pero la fuerza interna de este jugador permanece inalterada ante las reprimendas que el periodismo o la grada le practican. Es consciente de que, al final, todo depende de que Ronaldo coja el balón y lo introduzca en la portería rival. Como dijo Michael Laudrup en su día, el fútbol es muy fácil: o juegas bien o juegas mal; y el delantero del Madrid y de la selección brasileña está convencido de que va a jugar bien.
Ante Japón volvió. Y sus compañeros se lo agradecieron. Ronaldo empezaba a ser feliz, sobre todo porque resolvía las dudas que generó en los dos primeros partidos, pero que él nunca tuvo. Siempre pensó que éste puede ser su Mundial.