ETA y la perplejidad
Actualizado:El último comunicado de ETA, en el que con un desparpajo desconcertante los terroristas piden al Estado que se desarme para que ellos puedan finalmente alcanzar los objetivos de su acción criminal, genera en la opinión pública tanta perplejidad como la impecable respuesta del ministro del Interior: la organización terrorista debe perder toda esperanza de alcanzar sus metas y el Estado de Derecho seguirá siendo el único marco institucional imaginable e irrenunciable. Pero si las posiciones de ETA y del Estado son las de siempre, fijas e inamovibles, ¿para qué intentar siquiera un diálogo que por fuerza será un choque de trenes? Sólo hay una explicación: que ETA mantenga arrogantemente el discurso de siempre para consumo interno aunque en realidad esté dispuesta a una claudicación prácticamente incondicional, siempre que se le permita salvar medianamente la cara.