Cultura

'La Pepa' salta al escenario

El Teatro de la Zarzuela estrena hoy 'El baile de Luis Alonso', un montaje que lleva 40 años sin representarse y rinde homenaje al Cádiz del XIX con un libreto ambientado en la ciudad y lleno de guiños a La Tía Norica, el Carnaval o el Flamenco

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Durante los últimos 200 años, antes de que se hablase de conmemorar la Constitución de 1812 aprobada en Cádiz, el nombre de la ciudad que la parió ya se había convertido, en toda España, en un sinónimo de inquietud política, honesto liberalismo y tradiciones bien conservadas. Esa mitología del Cádiz del siglo XIX dejó huella, resistente al olvido, en la literatura y la música. Uno de los rastros más reconocibles reaparece hoy en Madrid, sobre las tablas del Teatro de la Zarzuela, nada menos.

El responsable de esta labor de recuperación es Santiago Sánchez, director de la compañía L'Om-Imprebís, que esta noche será el máximo responsable del reestreno de El baile de Luis Alonso, zarzuela del maestro -sevillano aunque afincado y fallecido en Cádiz- Gerónimo Giménez con libreto de otra gran firma gaditana del XIX: Javier de Burgos.

Sánchez y otros responsables de la recuperación de esta zarzuela han contado con la colaboración de los hermanos Bablé, Eduardo y Pepe, que les han asesorado en tareas de documentación y composición de algunas piezas añadidas.

Estos dos gaditanos, herederos de una noble saga que conjuga leyenda titiritera con Teatro, Flamenco y Carnaval, fueron los en-cargados de orientar al director durante sus visitas a Cádiz, en 2005. Santiago Sánchez conoció el año pasado escenarios reales, históricos y señalados de aquella ciudad efervescente de los tiempos de La Pepa, algunos de los cuales aparecen reproducidos en los decorados de la obra que hoy llega a los carteles del Teatro de la Zarzuela.

Dirección musical

Miguel Roa es el responsable mu-sical de esta producción, que estará en cartel hasta el 23 de julio, al colocarse al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, encargada del respaldo musical de la zarzuela.

Roa confiesa que toda la obra es «un claro homenaje a la ciudad de Cádiz, cuna de Falla, quien fue gran admirador del maestro Gi-ménez». El director musical elogió la «espléndida formación profesional» de este último músico, autor de la zarzuela y «poco conocido por el público pero de gran influencia en su época, instruido en el Conservatorio de París y al que sólo le sobró cierta cortedad de vuelos para abordar las grandes formas, como los géneros de concierto». El espectáculo reproduce un café-cantante de la época y, gracias a la intermediación de los Bablé, ofrece grandes y constantes guiños a las manifestaciones culturales autóctonas.

Espacio destacado concede a las referencias a la Tía Norica, como la compañía estable de títere más antigua y prestigiosa de España, al Carnaval -con la inclusión de un cuplé compuesto por Eduardo Bablé para la ocasión- y a los pa-los flamencos mejor enlazados con la tradición de la ciudad de Cádiz.

40 años de silencio

Al margen de la oportunidad histórica e institucional de la obra y de su reconocimiento a las tradiciones gaditanas, la recuperación de esta zarzuela supone un hito en la lírica española, por cuanto vuelve a colocar en la cartelera del Teatro de la Zarzuela un espectáculo que no se representaba hace algo más de 40 años en el único escenario español consagrado al denominado género chico.

El director que ha propiciado esta recuperación, Santiago Sánchez, advierte que el espectáculo tiene un origen clásico, pero ha sido adaptado y pensado para el público actual.

Esa revisión es compatible con un «enorme respeto por la tradición» según el director de escena. El montaje que hoy estrena el Teatro de la Zarzuela cuenta con 76 artistas. El reparto de la función está encabezado por el barítono Luis Álvarez (en el papel de Luis Alonso) y por la soprano María Maciá (María Jesús).

Álvarez se muestra entusiasmado, no sólo con la música de la obra, sino también con un libreto lleno de matices históricos, emocionales e incluso políticos en un Cádiz que bullía: «Son personajes muy ricos, poliédricos, con muchas facetas que les hacen ser contradictorios, muy humanos».

Este elenco artístico tiene el respaldo técnico de algunos de los mejores especialistas que trabajan en España. Así, el diseño de vestuario es obra de la inglesa Sue Plummer. Las coreografías corren por cuenta de Miguel Ángel Bernal y la escenografía es de Dino Ibáñez.