catarsis
Actualizado: GuardarLos dos partidos que la selección española ha disputado en el Mundial, sirven de argumento y de ilustración de la función catártica que cumple el fútbol en nuestra sociedad. Esta palabra, como es sabido, la emplea Aristóteles en su Poética para definir el efecto que produce la tragedia en los espectadores. Gracias a la catarsis, los asistentes a los espectáculos, tras haber experimentado y manifestado profundas emociones de alegría o de tristeza, de entusiasmo o de desaliento, de esperanza o de temor, salen purificados psicológicamente y con el alma limpia y libre de malos humores. "Yo voy al Estadio -como me dice Juan- para desahogarme". Si repasamos la historia de nuestra civilización, comprobamos como las diferentes sociedades crean permanentemente mecanismos de catarsis; en todas encontramos espacios, tiempos y ritos en los que no sólo se entretienen y divierten, sino que también les sirven para segregar los humores nocivos que envenenan la sangre o corroen los huesos. Tenemos la impresión de que, durante las dos semanas que llevamos de Mundial, muchos de nuestros conciudadanos que habitualmente van con el ceño fruncido por culpa del paro, la escasez de viviendas, del aumento de la delincuencia, de la inseguridad ciudadana, de la pobreza del tercer mundo, de los suspensos en la selectividad o, incluso, de las discusiones sobre los estatutos de autonomía, se sienten un poco más relajados. Aunque reconozcamos que es excesivo vivir el fútbol como si fuera el valor supremo o la única razón de nuestras vidas, también hemos de admitir que, si somos capaces de controlarnos, los triunfos de la Selección Nacional pueden servirnos para desintoxicarnos de tanta política partidista y para olvidarnos, al menos momentáneamente, de tanto "cabreo" institucional. A lo mejor estas emociones intrascendentes sirven también para curar las úlceras de estómagos, para bajar la presión sanguínea e, incluso, para que el Gobierno y la Oposición se sienten tranquilamente a dialogar. Su magnífica actuación, anotó 36 puntos y consiguió 10 rebotes, permitió a su equipo, los Heat de Miami, conquistar el título de campeón de la NBA, al imponerse a los Mavericks en el sexto partido de la final.
El tenista español ha caído derrotado en octavos del torneo de Hertogenbosh, en Holanda, frente al francés Florent Serra por 6-1, 3-6 y 6-4. Así, no podrá medirse en cuartos a Ferrero, que ganó a Jurgen Melzer.