LA PARCELITA

Reflexiones

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La pasada semana dedique esta columna a fomentar una reflexión hacia los nuevos licenciados de nuestra Facultad. Tras asistir a tan solemne acto de graduación y haber tenido el privilegio, como médico y doctor, de imponer la beca a mi hija Elena, quisiera transmitirles mis sensaciones.

Después de seis largos y duros años llegaron al final de su primera etapa de la carrera universitaria ciento veinte estudiantes. Todos, ellos y ellas, perfectamente ataviados para la ocasión con sus mejores galas, y con unas caras pletóricas por lo conseguido, ocuparon entre una salva de cariñosos aplausos sus butacas. El aforo del Gran Teatro Falla, repleto de familiares y amigos, rezumaba un ambiente festivo y alegre propio de la ocasión. Entre el público, se podía palpar con cuanto orgullo padres, madres, abuelos, familiares y amigos acompañaban a los nuevos médicos. Cuántos desvelos y sacrificios han supuesto estos veintitantos años pero, como si no hubiera pasado el tiempo, estaban ahí ya como nuevos licenciados. Durante estos años todos han sufrido una notable transformación. Concluir una licenciatura universitaria es fruto de un gran esfuerzo personal, sin duda, pero también hay que reconocer y ponderar lo que supone para muchas familias asumir la dedicación de sus hijos hacia esos estudios.

Para muchos, entre los que me incluyo, suponía una gran satisfacción verlos culminar sus estudios y asistir al despegue de nuestros hijos. Hace muy poco nos parecían indefensos ante los avatares de la vida y ahora, como por arte de magia, se nos van y comienzan su andadura. Poco a poco, sin darnos cuenta, han ido forjado su formación. El ambiente familiar, su periodo escolar y las enseñanzas técnicas y humanísticas que han ido asimilando año tras año en su andadura universitaria los han ido convirtiendo en las personas que ahora comienzan a caminar. Durante estas etapas no se puede descuidar nada y en estos momentos, como padres, debemos agradecer la dedicación de la que han sido objeto por parte de sus profesores del colegio desde pequeñitos, labor desgraciadamente muy poco valorada en la actualidad, y las enseñanzas de los responsables de sus estudios universitarios. Poco a poco los han ido modelando y consiguiendo su maduración personal que ahora comienza a dar sus frutos. Nosotros hemos cumplido orientándolos, cuidando su formación integral, pero ahora son ellos los que van a ocupar su lugar en la sociedad, de ellos es el futuro. ¿Que rápido pasa el tiempo!