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Los cambios revolucionan al equipo

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La selección necesitaba un cambio, un soplo de aire fresco, para salir del atolladero en el que se había metido con el gol de túnez. El tanto africano provocó un cortocircuito en el juego del equipo y Luis Aragonés, consciente de que la ansiedad se había apoderado de sus jugadores, decidió mover rápidamente su banquillo. Y acertó.

Todavía quedaban 45 minutos por delante, pero al seleccionador no le gustaba el desarrollo del partido y optó por retirar a Luis García y a Senna para dar entrada a Raúl y a Cesc Fábregas. Durante los primeros compases del segundo periodo los cambios no se transformaron en el empate, así que el técnico decidió mostrar todas sus cartas y, a los diez minutos de la segunda mitad, introdujo a Joaquín en lugar de Villa para dar más amplitud al juego de la selección.

Los cambios no tardaron en dar resultados. En el minuto 71, Raúl consiguió empatar y, sólo cinco minutos después, Fernando Torres se aprovechó de un gran pase de Cesc para empezar la remontada que culminó el propio Torres al transformar un penalti.