Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizActualidad
EXPERIENCIA. Rodolfo Serrano ha trabajado, entre otros medios, en 'El País' y 'Diario 16'. / LA VOZ
RODOLFO SERRANO PERIODISTA

«Gracias a la prensa rosa, el lector termina por no creerse nada»

En el nuevo libro que presenta esta noche en la Asociación de la Prensa, 'Un oficio de fracasados', analiza la tarea de los medios en la sociedad

FRANCISCO APAOLAZA/CÁDIZ
Actualizado:

Rodolfo Serrano, (Villalmanta, Madrid, 1947) mezcla desesperación y optimismo cuando habla de su profesión. Consciente de los males que acechan al periodismo, no se resigna a que se pierda su esencia: «ayudar a cambiar el mundo». Por eso, además de escribir canciones para su hijo Ismael Serrano, ha publicado Un oficio de fracasados, libelo pro y contra del periodismo (Editorial Berenice) que presenta esta tarde a las 20.00 en la Asociación de la Prensa de Cádiz, un volumen en el que analiza mediante su propia experiencia las gracias y las desgracias de la profesión.

-¿Tanto hemos fracasado?

-El titular parafrasea a Mark Twain, que fue capitán de barco en el Missisippi, carpintero, escritor... Dijo que, habiendo fracasado en todas las profesiones, se hizo periodista. Esa me parece una buena definición de la tarea, que ronda siempre alrededor de una suerte de fracaso. Se percibe esa sensación cuando terminamos una crónica y nos damos cuenta de que con ella no cambiamos el mundo, que es efímera, que al día siguiente nadie se acuerda de ella. Lo que hacemos los periodistas no cambia el mundo, pero ayuda. El título se mueve en ese doble sentido.

-Habla pro y contra el periodismo. ¿Qué tiene a favor?

-Es una profesión muy bonita y he sido muy feliz ejerciéndola. Pienso que es muy útil para la sociedad porque se convierte en un vigilante que denuncia los excesos del poder.

-¿Y en contra?

-En contra están nuestros propios excesos, los de los que piensan que son jueces y verdugos de esa sociedad, la falta de humildad, el exceso de un protagonismo que no deberíamos tener. Hoy los periodistas tienen el glamour de una estrella del cine.

-¿Está mitificada la profesión?

-Exacto. La gente piensa que esta profesión es legendaria y mitifica a las personas que aparecen en las tertulias y programas de la televisión. En realidad, esto es un oficio como otro cualquiera. Tenemos la mismas obligaciones que un fontanero de hacer el trabajo bien ni más ni menos.

-¿Se puede ser objetivo o la simple comprensión de la realidad la tamiza?

-Cada vez que contamos un hecho al lector, espectador u oyente, ya le transmitimos una visión personal de las cosas. No existe un periodismo profesional objetivo. Estoy completamente de acuerdo con Juan Luis Cebrián cuando dice que no busca periodistas imparciales, sino honestos. Ese es el valor que debería tener la profesión: contar lo que vemos, lo que creemos sabiendo que damos nuestra propia visión y que al menos es una visión honesta.

-¿Existe más censura o autocensura?

-Fundamentalmente, autocensura. Aunque desde el momento en que nos enfrentamos a la información y decidimos publicar una cosa y otra no, cuando decidimos que algo no es importante, ejercemos el papel de censor.

-¿Nos cortamos mucho?

-Si, bastante, siempre en función del poder de nuestra empresa, del poder político o del dinero. En función de como se relaciona nuestra empresa con esos dos elementos, elegimos cuál es la información adecuada para el público.

-¿La falta de tiempo también influye en la manera de trabajar de hoy?

-Se trabaja con poca gente y mucha prisa. El trabajador no tiene tiempo para analizar la realidad, lo que va en detrimento de la información.

-¿Se ha perdido la calle?

-Unamuno decía que un artículo debía estar escrito en la calle, entre los carruajes y el bullicio de la gente. Esto se ha perdido. Hoy, por esa falta de tiempo, se utiliza el teléfono e internet para conseguir la información. Algunos han perdido el contacto con la realidad.

Prensa rosa

-¿Porqué el público juzga hasta el último titular y no las decisiones de un cirujano en un quirófano?

-Porque lo que hace el cirujano llega solamente al operado y los familiares, mientras que la información llega a más gente, y ellos nos juzgan a todos por igual. El problema es que algunos ocupan el nombre de periodistas cuando no hacen periodismo.

-¿Se refiere a la prensa del corazón?

-Sí. Hacen perder las referencias. La gente ve Salsa Rosa, no se lo cree y piensa que todo es igual. Es un problema tanto interno, por los perfiles que asumen, como externo, ya que el receptor acaba por no creerse nada de lo que le estamos contando. En la facultad nos decían que las tres funciones del periodismo eran formar, informar y entretener, lo que ha quedado reducido a entretener de mala manera. Hay ejemplos dramáticos como la no muerte de la hija de Albano y Romina. ¿Cómo es posible que esa mentira haya estado circulando durante meses y meses por las televisiones sin que a nadie se le ocurriese contrastarlo? Es catastrófico. Demuestra que de las mentiras se hace un producto para vender en los espacios informativos.