Comes opera en toda la Bahía. / GONZALO HÖHR
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No apto para inquietos 55 minutos

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Aviso para navegantes. El viaje a Cádiz en autobús sólo es recomendable si se está interesado en la sociología, le apasiona ver las vistas de la Bahía desde la carretera o se pretende bajar en la avenida. El periplo comienza a las 9.25 horas en El Puerto, a la espera de que llegue el pausado vehículo. En la marquesina espera una tribu de lo más variopinta, varios estudiantes, amas de casa que deben realizar diversos trámites en una oficina y un par de extranjeros despistados.

El autobús llega a su hora y tras pagar 1,80 euros por el trayecto, se pone en camino de forma renqueante. Tras hacer una parada técnica en el bar Transporte para recoger más pasajeros, un grupo de toxicómanos se sientan en la parte de atrás. Este suele ser su medio de transporte para comprar su dosis en El Puerto. A continuación, cruza el río Guadalete y se dirige a su siguiente destino, la universidad de Puerto Real. El vehículo coge el desvío hacia la facultad. Tras dejar atrás el centro universitario, queda la prueba más dura, el puente Carranza. Sin embargo, el autobús fluye a través de este cuello de botella con inusual rapidez. Al llegar a la avenida, tan solo hay que armarse de paciencia y acostumbrarse a los semáforos y a las paradas. Cuando el vehículo llega a su destino, ya no queda nadie, sólo un servidor que mira la hora. 55 minutos, ni uno más, ni uno menos.