¿DISTANCIADOS? Zidane sale de una rueda de prensa conjunta con Domenech, con el que dicen que ha discutido en Alemania. / REUTERS
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A evitar otro adiós bochornoso

Una derrota hoy ante Corea del Sur colocaría a Francia contra las cuerdas Domenech apela a la «fantasía» para que su envejecido equipo gane

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La antaño gloriosa Francia de Zinedine Zidane, campeona del Mundo en 1998 y de la Eurocopa en 2000, quiere evitar su entierro prematuro en Alemania. Muchos de los componentes del actual conjunto galo se encuentran en los últimos coletazos de su carrera; y una derrota esta noche ante Corea del Sur (21.00 horas) precipitaría este adiós.

Al conjunto de Raymond Domenech, criticado por su sistema demasiado defensivo, sólo le vale sumar los tres puntos ante un grupo asiático que hará de la velocidad su principal arma para condenar a los bleus.

Francia se halla inmersa en un deprimente atmósfera. Desde que consiguió el título en 1998 y con su despedida a las primeras de cambio en Corea y Japón, la generación de Zizou - a la que el diario Le Parisien compara con los Rolling Stones por su edad- no ha conseguido perforar la meta rival. Ya son cuatro partidos, incluido el de Suiza, sin celebrar un gol. Y es que Henry se encuentra muy solo en punta. Por eso, el técnico baraja dejar de lado la solidez defensiva para ganar en potencial ofensivo, lo que significaría situar a Trezeguet en la delantera para acompañar al ariete del Arsenal.

Agotado y sin magia

Pero ése no es el único problema de Francia, ni tampoco el principal. Su máxima debilidad se debe a que nadie ha sabido realizar una correcta transición generacional en el equipo. El esqueleto del equipo actual es el de aquel que ganó en Saint-Dennis a Brasil hace ya la friolera de ocho años. De hecho, el once que se enfrentó a Suiza fue el más viejo de toda la historia de la selección gala, con 30 años y 191 días.

Así, es normal que durante muchos tramos del partido se viese a un grupo agotado, y sin la magia de Zinedine Zidane, sin recursos para oponerse al rival. Sólo el incansable ex madridista Claude Makelele parece resistir, pero únicamente su fortaleza no será suficiente para detener a los coreanos, veloces y frescos, que saben que la necesidad no es suya tras ganar a Togo en la primera jornada del presente Mundial. «No tenemos la presión porque ellos ganan o tendrían serios problemas», apuntó Ki-hyeon, delantero asiático.

De esta forma, este partido se presenta como una final anticipada para la selección francesa. Sólo le vale ganar para evitar un bochornoso adiós al campeonato, como le ocurrió en el Mundial de 2002, del que salió sin haber sido capaz de marcar ni un solo gol. «No queremos que la historia se repita otra vez con una nueva eliminación», clamó Sagnol el viernes. Para ello, Domenech apela sin dudarlo a la «fantasía» y a la «audacia», pero sin fuerzas es imposible sacar a relucir estas dos virtudes.