ANTIGUA. Cervantes es una calle de coexistencia en la que peatones y vehículos conviven, y que se caracteriza por tener aceras estrechas y pavimento adoquinado.
CÁDIZ

Los locales dejan paso a viviendas y garajes

Haciendo honor a su nombre la calle Cervantes vio nacer y morir a artistas; hoy está inmersa en una metamorfosis

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Figura máxima de las letras españolas, nació en Alcalá de Henares en 1547 y murió en Madrid en 1616. La vida azarosa de Miguel de Cervantes Saavedra hizo de éste un paje de eclesiástico, soldado en la batalla de Lepanto (1571), donde fue herido en la mano izquierda, prisionero de los turcos en Argel, alcabalero en Andalucía, agente proveedor de la Armada Invencible, modesto protegido del conde de Lemos, que no ejerció un mecenazgo demasiado generoso con él, memorialista en perpetua espera del favor real, escritor mal comprendido de sus contemporáneos y marido desengañado e infeliz en su hogar. En su penosa existencia, Cervantes fue encarcelado varias veces por deudas y por una oscura cuestión de homicidio. Su última página, la dedicatoria al conde de Lemos de su novela (publicada póstumamente por su viuda) Trabajos de Persiles y Sigismunda, aparece firmada en Madrid el 19 de abril de 1616. Cuatro días después Cervantes moría en la capital española, miserable y abrumado por el destino.

El genial novelista cultivó todos los géneros narrativos que predominaban en su época, como quedó demostrado en su inmortal creación de Aventuras del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Una auténtica suma del arte novelístico del Renacimiento español en el que todas las corrientes y tendencias se dan cita en este texto de inspiración eramista: novela de caballerías en su concepción inicial de sátira de este género, novela pastoril, novela bizantina, novela italiana, novela picaresca, relato paremiológico, evocación del romancero, valoración del teatro de la época, etc.

Hoy, pocas son las ciudades de España en donde el genio cervantino no figura en el callejero. Haciendo honor a su nombre, la calle Cervantes de Cádiz ha visto nacer y morir a algunos artistas. En el ámbito literario, por ejemplo, en el inmueble del número 37 falleció el historiador gaditano Adolfo de Castro y Rossi. Un académico de la lengua, escritor castizo, periodista y crítico eminente, según recuerda la placa de la fachada de la asociación gaditana de la prensa que data de 1911.

Asimismo, la Real Academia de Bellas Artes dedica un homenaje al laureado escultor Juan Luis Vassallo en la vivienda donde nació -ubicada en el número 19- el 2 de mayo de 1908.

Independientemente de estos personajes ilustres, la calle Cervantes también se caracteriza por contar con comercios centenarios, como la farmacia del Mentidero que viene despachando medicamentos de todo tipo desde 1836. «Sin lugar a dudas nosotros somos los más antiguos de la zona», comenta con orgullo el encargado, José Eulogio Campos, quien entró de aprendiz hace 35 años, concretamente el 2 de agosto de 1971.

Y no le falta razón. Entrar en el establecimiento permite viajar en el tiempo debido a la decoración. La caja registradora, el mostrador y la báscula para pesar bebés son algunos de los elementos más destacados que evocan el pasado.

En la fachada de la farmacia llama la atención el diseño de azulejos, estilo andaluz, en el que se anuncian «medicamentos figurativos», como la Yodimina, un bronceador eficaz, cuya fórmula ha sido obtenida a base de yodo de los mares del sur, o el de las pastillas Volcán cuyo eslogan dice: «Basta una sola pastilla para calmar la tos y unos días para apagarla».

Médicos y zapateros

Muchos son los negocios, como la jamonería de Manuel Sánchez Pilo, la juguetería Coimbra y el bar El Quijote, que han cerrado. Cierres oxidados y rótulos en la entrada parecen pretender preservar la actividad que antaño tuvo el lugar. Así, por ejemplo, en el número 25 hace tiempo que las secretarias dejaron de formarse en la Academia Marcela Blanco. Fundada en 1920 impartía enseñanza administrativa, mecanografía, taquigrafía, cálculo, contabilidad, ortografía y estenotipia.

La tendencia en la calle Cervantes es rehabilitar viviendas en estos locales. Prueba de ello es que el área de Urbanismo del Ayuntamiento de Cádiz está realizando cuatro proyectos. Uno de ellos en el número 1, en donde antiguamente había «un mayorista de calzado». «Lo recuerdo porque ahí trabajó una hija cuando estaba soltera», explica Pedro Cárdenas, un anciano de 82 años de la zona. Y agrega mientras apura su artesanal cigarrillo: «El edificio que es un ambulatorio -centro de salud del Mentidero- antes era la casa, con jardín incluido, de un prestigioso médico que pasaba consulta ahí. Yo lo tenía de médico de cabecera».

Otro de los inmuebles en el que hasta hace poco se reparaban televisores y electrodomésticos de todo tipo también es acondicionado para viviendas. «Aquí se están rehabilitando muchas casas», explica Bernardo Carro, uno de los trabajadores mientras subido a una escalera arregla la fachada.

Algo que es corroborado por Juan Durán, el jefe de obra. «Las casas antiguas las están reformando. Los pequeños almacenes desaparecen y se convierten en garajes o viviendas», añade.

A pocos metros, la papelería y droguería Cervantes vende periódicos y revistas. «Mi marido y yo llevamos 38 años con este negocio. El barrio ha cambiado, los jóvenes se han ido a vivir a Puerto Real y San Fernando y aquí han quedado sus padres y sus abuelos», dice Antonia Romero, la propietaria.

Mejores aceras

Una opinión que es compartida por Josefa Lobón, quien regenta una frutería. «Aquí hay mucha gente mayor y poca gente joven. Para el negocio es malo, pues las personas mayores consumen menos», dice mientras despacha un kilo de peras.

Por su parte, Remedios Quintero, una vecina que hace la compra en el Supercentro de Cervantes considera que «la calle ha mejorado mucho porque la han pavimentado. Recuerdo que hace años yo me rompí el pie debido al mal estado de las aceras», señala.

Cabe reseñar que la calle del Oleo fue el primer nombre que tuvo la vía. Posteriormente, en honor al genial novelista al que tanto debe la literatura universal pasó a llamarse Cervantes.