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ANÁLISIS

Una máquina

JAVIER IRURETA/
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Había debutado muy bien Argentina contra Costa de Marfil, con un dos a uno y buen juego en la primera mitad. Yo tenía curiosidad por ver si prolongaba las sensaciones que me produjo en ese primer partido. A buen seguro, podemos decir que ayer mejoró frente a Serbia y Montenegro y, por lo visto, lo presento como un muy posible finalista en Berlín.

Hizo pronto el primer gol obra de Maxi, del Atlético, en un desajuste defensivo ya que entre los dos centrales serbios había una gran distancia. Maxi penetró entre ellos. Ahora bien, el segundo gol fue un prodigio de lo que significa la escuela sudamericana de pases cortos, toques y apoyos permanentes: se asociaron 7 u 8 jugadores. Serbia no era capaz de arrebatarles la pelota. Crespo pasó con un 'taconazo' a Cambiasso y éste hizo gol desde dentro del área. Hasta la cocina.

Este gol representa un estilo de juego argentino. Lo tienen interiorizado y tienden a reunir un grupo de futbolistas que se asocian una y otra vez, encabezados por Riquelme, y que marcan los ritmos que el partido necesita. Este segundo gol ha dejado a Serbia entregada y boquiabierta. El exponente ha sido el tercer tanto en el que Saviola se ha llevado un balón claro para el defensa, aún tocado por el segundo gol. Pero tras arrebatárselo ha marcado.

En la segunda parte, Argentina ha dado alguna opción a Serbia porque reservaba fuezas y trataba de hacer un fútbol control. Sin embargo, tras la expulsión de Kezman y con la entrada de dos jugadores, Tévez y Messi, con muchas ganas de agradar para ganarse la confianza de Pekerman, el partido se ha vuelto a decantar para Argentina, que ha redondeado un resultado rotundo.

Tácticamente, la albiceleste está muy bien dotada y sólo la entrada de Lucho González por Cambiasso obligaba a Maxi a ir a la izquierda. Pero tras la lesión de Lucho, volvió Cambiasso y jugaron los mismos que contra Costa de Marfil. Y al entrar Cambiasso, Pekerman ha llevado a Saviola a la derecha, ayudando al centro del campo. Con ellos, y Mascherano por detrás de Riquelme, acumulaba cinco hombre en el mediocampo, lo que ha permitido esa jugada del segundo gol.

Me parece que es digno de resaltar el trabajo de Mascherano, que no se sabe si está en el terreno de juego, pero que siempre está cerca del balón. Es muy bueno tácticamente y siempre hace la vigilancia en la subida de Sorín. Nunca brillará como para concederle el premio al mejor jugador, pero hace un trabajo impagable ya que equilibra el desequilibrio táctico de otros compañeros. Siempre está ahí.

Argentina, con la dirección de Riquelme, que siempre necesita un hombre detrás -ayer tampoco pudieron con él-, tiene hombres livianos, rápidos, dribladores, como Messi, Saviola y Tévez, que utilizándolos en los momentos adecuados tienen más posibilidades de deshacer cualquier sistema táctico del adversario.

Este resultado tan contundente ante un grupo defensivo como Serbia, que en la fase de clasificación sólo había recibido un gol frente a España precisamente, da muchas esperanzas a Argentina y refuerza la convicción de grupo, ya que como dicen ellos, el fútbol es un estado de ánimo. En este momento, el de los albicelestes es eufórico.