Caruana alerta de que la deuda familiar no puede seguir creciendo al ritmo actual
El gobernador del Banco de España asevera que la subida de tipos de interés ayudará a moderar el aumento del gasto doméstico, pero no será suficiente Tacha de «tímida» la reforma laboral y lamenta que no se haya abaratado el despido
Actualizado: GuardarEl gobernador del Banco de España, que ayer presentó por última vez el informe anual ante el consejo de gobierno de la institución, alertó de que la expansión del gasto de las familias «no podrá apoyarse por mucho tiempo en un crecimiento de la deuda a tasas como las actuales» y criticó en su discurso la «timidez» de la reforma laboral pactada porque no incluye el abaratamiento del despido ni aborda cambios en la negociación colectiva. Reiteró que las pérdidas de competitividad y el creciente endeudamiento de las empresas y familias pueden deteriorar el crecimiento económico a medio plazo -la deuda doméstica no puede seguir aumentando a tan elevado ritmo, dijo-, y reclamó que administraciones cierren sus cuentas con un superávit más holgado. En las cuentas de las autonomías, a la vista del cierre de 2005 y la marcha del actual ejercicio, el instituto emisor intuye que puedan darse «situaciones de desbordamiento» que considera necesario «prevenir y evitar».
En el ámbito laboral, censuró que la reforma firmada por los agentes sociales y el Gobierno no aborda los costes vinculados a la contratación indefinida, limitándose a ampliar hasta 2007 el periodo en el que los contratos temporales pueden pasar a indefinidos acogiéndose al contrato de fomento del empleo, que contempla una menor indemnización por despido.
'Cuellos de botella'
Caruana destacó el papel de los inmigrantes que, recordó, han incrementado la capacidad productiva, ayudado a limitar los cuellos de botella sectoriales y las tensiones salariales que suelen acompañar las épocas de fuerte empuje del gasto. Y así, en su análisis de la inflación como factor de riesgo, el gobernador salvó de culpa a los salarios, mientras denunció el incremento de los márgenes empresariales en los sectores no expuestos a la competencia exterior, en particular en la construcción y los servicios. Advirtió Caruana que el desequilibrado patrón de crecimiento de la economía española, con fuerte demanda de consumo y deterioro del sector exterior, se vio un poco aliviado por el tirón de la inversión en el pasado ejercicio, pero los indicadores de los primeros meses de 2006 ya no presentan la misma tendencia al reequilibrio.
Asimismo insistió en que la expansión del gasto doméstico «no podrá apoyarse por mucho más tiempo en el crecimiento de la deuda a tasas como las actuales», extendiendo este comentario a las empresas. Recordó que las ganancias de las compañías les ayudan a asumir los costes financieros, y que los hogares están soportando mejor la presión financiera gracias al avance de su riqueza neta que está causado, precisamente, por el encarecimiento de la vivienda. Observó que 2005 podría marcar el inicio de un proceso de desaceleración en el precio de los pisos, lo que incrementa la posibilidad de que la sobrevaloración actual se reabsorba de manera progresiva. En términos que el Banco de España jamás utiliza, Caruana vino a decir que no habrá pinchazo de la burbuja, pero también dijo que los elementos de riesgo persisten, lo que debe ser tenido en cuenta a la hora de decidir futuras inversiones.
Retos futuros
El otro gran desequilibrio de la economía, el saldo exterior -que alcanzó un máximo histórico en 2005- no plantea problemas de financiación gracias a la pertenencia de España a la Unión Monetaria. Pero eso no debe ocultar los elementos de incertidumbre. La expansión de la economía española continuará a corto plazo, vaticinó el gobernador. La subida de los tipos de interés ayudará a moderar el aumento del gasto doméstico, pero no va resulta suficiente, y también hay otras asignaturas pendientes. Caruana planteó al Gobierno que el superávit de las cuentas de las administraciones públicas se sitúe este año «algunas décimas por encima» del 1,1% del PIB alcanzado en 2005, cuando la previsión del Programa de Estabilidad lo deja en el 0,9%.