Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizActualidad
EL PRIMER GOL. Porras, el guardameta 'tico', no puede evitar que el balón rematado por Tenorio toque la red de su portería. / EFE
MÁS FÚTBOL

Ecuador toca el cielo

La 'tricolor' arrolla a Costa Rica, pasa a octavos de final por primera vez en la historia, y el martes se jugará el primer puesto de grupo contra la selección anfitriona, Alemania

JUANMA MALLO/
Actualizado:

Ecuador ya cuenta con una página en la historia de los Mundiales. Con un fútbol práctico, contundente y sin más adorno que la tan complicada efectividad, la tricolor se ha plantado en octavos de final por la puerta grande. Con dos incontestables victorias ante Polonia, el viernes, y contra una deprimente Costa Rica, ayer en Hamburgo. El Tin Delgado, Ulises de la Cruz, Carlos Tenorio, Kaviedes... son sólo algunos futbolistas que ya son dioses en este país sudamericano que acaricia las nubes. Allí, tocando el cielo, se encuentra el combinado del colombiano Luis Fernando Suárez. Y todavía pueden subir un peldaño más si mantiene su actual liderato el próximo martes ante el grupo de Jürgen Klinsmann.

En su segunda y consecutiva participación en una Copa del Mundo, los ecuatorianos se habían plantado en Alemania con un gran sueño: pasar a octavos. No lo hicieron en su estreno asiático y querían desquitarse en Europa. Con el equipo anfitrión como casi seguro clasificado, el cafetero Suárez obligó a sus aguerridos futbolistas a interiorizar que el único camino para conseguirlo era con sendos triunfos en sus dos primeros encuentros del campeonato. Han cumplido ese guión a la perfección, sin ver peligrar siquiera los puntos en ningún momento.

Ayer, como el viernes, Ecuador ofreció un recital de sobriedad con las justas dosis de barroquismo. El sudamericano es un equipo bien engarzado y hasta ahora sin resquicios de entidad. Desde Cristian Mora, un excéntrico pero solvente portero -lleva pintada en las mejillas la bandera de su país- , hasta el 'Tin' Delgado y Carlos Tenorio, dos batalladores arietes que superan a los rivales con un poderío físico y una habilidad que asustan. Suyos fueron los primeros golpes ante Polonia y ayer repitieron en el mismo orden. Primero Tenorio y luego Delgado, como si fuera una lección que tienen bien aprendida.

Porque en la tricolor todos saben el papel que deben cumplir. Nunca se ponen nerviosos. Ni aunque el rival, como ocurrió ayer durante los primeros minutos, se afane en llevar el peso del partido. Costa Rica tocaba y tocaba, pero Ecuador no se descompuso. Agazapados, también conscientes de que los únicos que podían inquietarles eran unos apagados Wanchope y Ronald Gómez, esperaron su oportunidad.

Y esta primera ocasión llegó pronto. Era cuestión de que Méndez o Valencia, un mágico y joven centrocampista cedido por el Villarreal al Recreativo de Huelva, conectasen con sus dos delanteros estrella. Fue el segundo el que con uno de sus precisos y desconcertantes centros para el rival -con la rosca precisa- encontró a Tenorio. De cabeza, el ariete del Al Sadd qatarí adelantó a los sudamericanos. El daño ya estaba hecho, y los costarricenses comenzaron a deambular por el campo como almas en pena, sin ningún rumbo.

Presión agobiante

Nadie daba señales de vida en los centroamericanos. Centeno trataba de conectar, siempre sin éxito, con las dos islas que se movían en ataque. Ni Wanchope, que sorprendió al mundo con sus dos goles en el duelo inaugural y ayer anunció que deja la selección, ni el ex del Sporting, Ronald Gómez. Ninguno de los dos olía el balón y cuando, por fortuna, lo veían cerca La Sombra Espinoza e Iván Hurtado les cortaban la ilusión.

Precisamente, ésta fue la principal virtud de la tricolor. Con una agobiante presión en el centro del campo no dejaban pensar a sus rivales del norte y cuando cogían el esférico se deleitaban. Parecía un entrenamiento ecuatoriano con los típicos rondos entre ellos y en los que los de Guimaraens se comportaban como espectadores de excepción. Méndez, Valencia, De La Cruz y Reasco se recrearon una y otra vez ante unos desconcertados Umaña, Solís y compañía.

Al ver que no había noticias ofensivas de su equipo, el técnico tico apostó por un cambio de cromos. A la media hora, quitó a Fonseca, un centrocampista de contención, y sacó a escena a Saborío, un móvil media punta. Además, el 5-3-2 inicial mutó en un 3-4-1-2. Pero no sirvió para nada. Ecuador había reservado un sitio en la gloria de este Mundial, falto de equipos que se impongan con carácter y seguridad.

Entre el gozo sudamericano y las penurias costarricenses se diluyó la primera parte, no sin antes una gran oportunidad para el Tin Delgado. En la segunda, el panorama no cambió en exceso, quizá un ligero mayor ímpetu de los 'ticos'. Pero duró diez minutos los mismos que tardó Delgado en marcar el segundo tanto para el conjunto de Suárez. Lo hizo, de nuevo, tras una magistral combinación, esta vez con Méndez.

Ecuador comenzó su fiesta con unas gradas enloquecidas. «Sí, se puede», era su grito de guerra. Quedaban treinta minutos y se dedicaron a disfrutar y hacer gozar a la afición ante una Costa Rica que trató de evitar su adiós prematuro. Lo hizo, en cambio, sin fuerza y sin más argumento que un tiro a la escuadra de Saborío cerca del final. Y cuando todo acababa, Kaviedes subió la temperatura con su particular celebración -se puso una máscara- del tercer tanto. Así, con autoridad, Ecuador ya ha cumplido su sueño. En octavos.