Los Genes
Actualizado: GuardarNo habíamos quedado en que la siesta era sagrada? Entonces a qué viene poner un partido de España a las tres de la tarde, con to el gazpacho dando volteretas, y la boca como una babucha vieja. Estos alemanes no van a cambiar en la vida, son unos metepatas, lo llevan en los genes. No lo pueden evitar, sólo hay que ver la ceremonia de inauguración para ver que siguen igual. Fue una demostración campestre, con un tono wagneriano, que como diría Woody Allen al verla te entraban ganas de invadir Polonia. ¿Y el nombre que le han puesto al balón? El espíritu de equipo. ¿A qué me suena a mí eso? El espíritu de... ¿A cursi! Sólo hay que ver el traje típico nacional, que es una mezcla entre Pinocho y cazador de patos, y saber que el Bumbury siempre está el primero en las listas musicales, para saber como son, ¿Unos horteras! Y encima no se les ocurre otra cosa que regalarle un ramo de flores a Luis Aragonés ¿Casi na! ¿A Luis! Que le salen por las orejas los genes de la España de chorizo, bota de vino y navajazo. Y les dice que el ramo para su prima, que a él no le entra un bigote de una gamba por el tuyameentiendes ¿La furia española! Pero que conste que Luis no ha hecho nada malo, ha hecho lo lógico. Un Mundial no es más que una demostración de nacionalismo. Cada país viene a pasear sus genes, su identidad. Desde que suenan los himnos, esto se convierte en una batalla. Si Inglaterra o Brasil ganan, ha sido un campeonato divertido, noble. Pero si lo ganan Argentina o Italia, habrá sido feo, incluso habrá sospechas de trampas. El Mundial es como un recordatorio de cómo somos cada uno. Los países pobres, como que piden perdón por meter un gol. Los ricos intentando pisotear a todo el mundo. Y los brasileños a bailar. Y aparte está España, con más campeones de Europa que en ningún otro equipo, los que más cobran, los más caros, si se fijan los mejores. Pero claro, España. Donde tres van a tomar café y cada uno pide uno diferente. No nos soportamos, y así nos va.
P.D. Pa arte, arte, los del Xerez, que no se pierden ni una fiesta ¿Qué tíos!