Una red de tráfico de coches de lujo defrauda más de 35 millones a Hacienda
La Guardia Civil detiene a 16 personas por importar vehículos sin pagar IVA ni impuesto de matriculación
Actualizado:La Guardia Civil, en colaboración con la Oficina Nacional de Investigación del Fraude (ONIF) de la Agencia Tributaria, desmanteló ayer una red de importación de vehículos de lujo que estafó a Hacienda más de 35 millones de euros. En la denominada operación Babel fueron detenidas 16 personas e imputadas a otras doce.
El fraude consistía en importar vehículos de alta gama procedentes de otros países de la Unión Europea para comercializarlos a través de concesionarios multimarca, sin abonar los impuestos de matriculación y el IVA correspondiente. Los investigadores estiman que las sociedades instrumentales usadas por la red podrían haber introducido en España más de 5.000 vehículos de lujo.
Una vez en la península, los automóviles se matriculaban a nombre de estas sociedades falsas, que los declaraban por un valor muy inferior al real, por lo que el impuesto a pagar era mucho menor que el que legalmente le correspondía. Luego, los vehículos eran adquiridos por establecimientos de compra-venta ubicados en Madrid, Toledo, Alicante y Ciudad Real.
Dinero sin declarar
Cuando el coche era vendido, el cliente debía abonar el 16 por ciento de IVA, aunque este dinero nunca era ingresado en las arcas públicas porque las empresas no realizaban liquidación ni declaración fiscal alguna.
La investigación ha sido especialmente complicada ya que cuando la Agencia Tributaria detectaba el fraude, las empresas fantasmas desaparecían. De inmediato, la red creaba otras sociedades con distintos nombres pero con idéntica actividad que escapaban al control fiscal.
El delegado especial de la Agencia Tributaria en Madrid, Luis Cremades, destacó el éxito de esta operación que se enmarca dentro del Plan de Prevención de Fraude Fiscal.
Por su parte, el comandante jefe del Grupo de Delitos Económicos de la Guardia Civil, Luis Vallés, subrayó que esta clase de fraude «ocasiona un daño terrible y corrompe el mercado», hasta el punto, en su opinión, de que «casi no se puede vender un coche de lujo si no se defrauda».
Al frente de este tipo de empresas figuraban como administradores personas de confianza de los responsables de la red y muchas veces eran ajenas a la actividad que desarrollaban.