PADRE E HIJO. Zlatko dialoga con Niko en la sesión de ayer. / AFP
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Todo queda en casa

Niko Kranjcar, hijo del seleccionador, es el líder natural del conjunto balcánico y destaca por su visión de juego

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Croacia andaba huérfana de ídolos. La retirada de los Suker, Boban y Asanovic, integrantes de la irrepetible 'generación de oro' que acabó tercera en el Mundial de Francia, dejó a los balcánicos sin referente. Hasta que surgió él; el hijo del seleccionador. Niko Kranjcar se ha convertido en esa divinidad, a veces, las más, adorada y en ocasiones, las menos, criticada; aunque la última vertiente es la moda actual. A los 21 años, su fantástica visión de juego y su exquisita técnica le convierten en el líder natural del combinado 'vatreni' La afición y la Prensa croata pedían de forma ardiente, casi exigían, su convocatoria, pero Baric, entonces entrenador, se basaba en su bisoñez y su excesivo peso -ahora corregido- para dejarle fuera.

De nada le valía haberse convertido en el capitán más joven de la historia del Dínamo de Zagreb. Tampoco que la Juventus, el Milan e, incluso el Barça, le siguiesen de cerca. Hasta que llegó su padre, Zlatko. Tras las acusaciones de nepotismo, el 'chaval', uno de los dos únicos citados que juega en Croacia, debutó en 2004. Acalló las críticas, pero ahora vive un bajón. Pitado. «Duele». Y espera desquitarse en el Mundial para abrirse un camino en Europa.