En vísperas de otra 'revolución terapeútica' contra el cáncer
Al importante 'doble avance' contra los tumores renales se suman otros progresos contra casi todos los cánceres en todas sus fases
Actualizado:El 42º Congreso anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (conocida por sus siglas en inglés ASCO) ha relanzado el optimismo científico que afloró hace cinco años con la aprobación del primer fármaco molecular contra el cáncer .
La tantas veces anunciada como pendiente revolución terapéutica contra las más de 200 enfermedades acogidas bajo esa definición patológica, ha dejado asomar en Atlanta claros indicios de que se avanza por el buen camino. Aunque la prudencia médica aconseja siempre relativizarlos: la ruta será larga, compleja y, como ha sucedido otras veces, encontrará baches, señales de stop y carreteras cortadas.
La propia complejidad tumoral se traslada a la evaluación de los progresos en la lucha médica contra el cáncer. Por un lado, los mismos avances que hacen desbordar la satisfacción científica pueden parecerles desesperantemente lentos a los pacientes y su entorno más cercano. Pero, por otro, las ganancias de meses de supervivencia -a veces objetivamente pequeñas- pueden sentirse casi como una eternidad liberadora cuando permiten disfrutar con buena calidad de vida de momentos felices como la llegada de un nuevo miembro de la familia o un viaje soñado, o alimentar la ilusión de que surjan nuevos hallazgos terapéuticos.
Cáncer renal avanzado
ASCO-2006 ha dado motivos para seguir soñando con cautela. Sobre todo en ámbitos como el cáncer renal avanzado, cuyo escenario terapéutico apenas se había movido en los últimos diez años. En Atlanta lo ha hecho, y por partida doble. Primero con sunitinib, un fármaco que ahora se muestra eficaz como tratamiento de primera línea tras haberlo hecho en segunda línea para rescatar a pacientes que habían agotado sus posibilidades con las terapias inmunológicas a base de interferón alfa o interleuquina-2. Y segundo con temsirolimus, un medicamento aún experimental que ha probado su capacidad incluso en pacientes prácticamente desahuciados.
El experto estadounidense Michael Atkins llegó a considerar la jornada de ASCO-2006 en la que se presentaron los estudios con ambos fármacos como un «día de gloria» en la lucha científica contra el adenocarcinoma renal metastásico, que es el cáncer de riñón más habitual en casi el 90% de los casos y contra el que la terapia inmunológica sólo consigue respuestas modestas. Robert Motzer, coordinador del ensayo con sunitinib, resumió la «abrumadora superioridad y eficacia» respecto al tratamiento estándar con interferón en dos datos: 47,3 semanas de supervivencia sin progresión tumoral frente a 24,9 semanas y 24,8% de respuesta frente a 4,9%.
Y Gary Hudes hizo lo propio con temsirolimus, que amplió un 49% la supervivencia media lograda por interferón en el peor escenario posible: pacientes tan graves que ni siquiera entrarían en la mayoría de ensayos.
Terapia celular 'dirigida'
Pero más importante aún que esos resultados concretos es el hecho de que ambos medicamentos avalan la nueva estrategia de terapias dirigidas a partir de las características celulares de cada tumor. Sunitinib inhibe los receptores de la tirosina quinasa, una proteína relacionada con diversos factores de crecimiento tumoral, y ello le permite simultanear el ataque a las células cancerosas con el bloqueo de la angiogénesis o aportación de sangre y nutrientes al tumor. Temsirolimus es un inhibidor específico de la proteína señaladora mTOR, que regula la proliferación de células malignas y la angiogénesis.
Pese a que todavía quedan preguntas sin contestar y, como apuntó Atkins, «atacar a más dianas no es necesariamente mejor», ASCO-2006 sí ha permitido despejar el horizonte terapéutico. El español José Baselga, protagonista en Atlanta de un Encuentro con el Experto sobre el tema, subrayó que de la decena de anormalidades moleculares presentes en la mayoría de tumores, una o dos pueden ser claves para diseñar nuevos tratamientos. Y apostó por terapias combinadas y dirigidas, que ya tienen ejemplos en leucemia mieloide crónica (imatinib y dasatinib), cáncer de mama HER2 positivo (trastuzumab y lapatinib) y tumores dependientes del EGFR o receptor del factor de crecimiento epidérmico (gefitinib y cetuximab). A la vista de los resultados que empiezan a conseguirse, la lista puede alargarse considerablemente.