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CRÍTICA DE TV

Historia

JOSÉ JAVIER ESPARZA/
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La 2 ha estrenado un nuevo programa cultural: se llama Panorama de la Historia, ofrece documentales de tema histórico y se emite los domingos a las once y media, después de la programación religiosa y siempre subordinada a las retransmisiones deportivas. A esa misma hora suele haber motociclismo o automovilismo en otros canales. Nadie dirá que es el horario más adecuado para triunfar.

La verdad es que la programación cultural sigue siendo la Cenicienta de TVE; lo fue antes, lo es hoy y lo será mañana. La nueva etapa no ha traído cambios significativos: los viejos programas -Esta es mi tierra, Metrópolis, etc.- mantienen su menesteroso estatuto y los nuevos, con frecuencia, han sido fracasos sin paliativos, como Estravagario. Parece claro que estamos ante eso que se llama un «problema estructural».

Con todo, no sería malo pedir a TVE un poco más de esfuerzo en este capítulo. Panorama de la Historia no va a cambiar las cosas, pero, de momento, parece una buena aportación en el ámbito divulgativo. Por cierto que el director de Programas Culturales y Sociales de TVE, Jesús González, dijo algo llamativo en la presentación de esta serie: «Divulgativos sí, conflictivos no». Es una posición problemática, porque, en efecto, ahorrar conflictos puede ser buena cosa, pero deja de serlo si el precio es imponer una sola visión de la historia para que «nadie» se pelee, como ocurre en El laberinto español.

La revisión histórica suele ser campo de conflicto por naturaleza; que eso sea bueno o malo depende, exclusivamente, del carácter de la discusión y de las enseñanzas que el espectador pueda extraer de la confluencia de visiones contrapuestas. En el contexto de Panorama de la Historia, el enfoque de TVE parece ser otro: no buscar en modo alguno la discusión. Eso vendrá bien para la tensión nerviosa de todo el mundo, pero no tiene por qué ser necesariamente útil ni constructivo.

El primer trabajo presentado en la serie admite pocas vueltas: un documental de Teresa Álvarez (Mujeres en la Historia) sobre la reina Victoria Eugenia; documental compuesto con materiales que no eran inéditos, pero la oportunidad cronológica (acaba de cumplirse un siglo de su matrimonio con Alfonso XIII) justifica la elección del personaje. Teresa Álvarez goza de casi completa inmunidad polémica. Siempre ha hecho las cosas muy bien y su mirada es no sólo divulgativa, sino también científica, porque respeta las normas clave del trabajo historiográfico: veracidad en los hechos, descripción correcta del contexto, rigor en los testimonios, ponderación en las interpretaciones. Esas virtudes volvieron a brillar en este documental. Que sea para bien.