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LÍDER. Ramón Jáuregui, diputado socialista por Álava.
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El alto el fuego de ETA, visto desde la primera línea

El Aula de LA VOZ trae mañana a Cádiz a Ramón Jáuregui, histórico dirigente socialista en el País Vasco

TEXTO Y FOTO: LA VOZ
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Su inusual y doble formación académica le permite ser un especialista en negociaciones, por abogado, y un conocedor de los procesos de construcción, por ser ingeniero técnico. A Ramón Jáuregui Atondo (San Sebastián, 1948) le corresponde el papel de ser uno de los impulsores del histórico proceso que ha puesto fin a casi 40 años de violencia terrorista en el País Vasco.

La veteranía de dirigente político y la prudencia que requiere la nueva situación de paz, esperanzadora pero temporal, le hacen criticar a los que han emprendido «una búsqueda equivocada de protagonismo» en el histórico proceso de diálogo político y social que vive su tierra y, por extensión, toda España. Esa premisa le impide considerarse actor fundamental en este episodio de final incierto pero de innegable efecto ilusionante.

Ha sido secretario general del Partido Socialista de Euskadi, candidato a la Lehendakaritza y, actualmente, ejerce como portavoz socialista en la Comisión Constitucional que ha debatido, entre otras negociaciones fundamentales, el Estatuto de Cataluña.

Esta nueva situación le hace estar comprometido personalmente con una nueva configuración territorial y administrativa de algo tan discutido como España. Además, el hecho de haber enterrado a muchos seres queridos le otorga un plus de autoridad moral a la hora de hablar del terrorismo y, sobre todo, del derecho de las víctimas a pedir respeto para sus dolorosos recuerdos y para su irreparable presente de pérdida.

Con la difícil misión de explicar y explicarse, con el reto de recaudar consensos y voluntades de colaboración recorre España, cada vez que le reclaman, para ofrecer conferencias como la que mañana le trae a Cádiz. El Aula de LA VOZ le permitirá, en la sede de la Asociación de la Prensa, analizar El fin de ETA: riesgos y esperanzas.

Con ese título como declaración de intenciones, Jáuregui ofrecerá su visión privilegiada, por cercana, del proceso más trascendental que España ha vivido en décadas

Horas antes de presentarse ante los gaditanos, Jáuregui ofrece en sus declaraciones previas mucha prudencia. Que nadie espere alegrías, pronósticos ni plazos al analizar un proceso tan complejo: «Estamos en una fase anterior. Las cosas marchan, con las dificultades propias de una situación tan compleja, pero avanzan».

Todavía con las manifestaciones de algunas asociaciones de víctimas resonando en las calles, Ramón Jáuregui deja claro que el primer paso previo a cualquier diálogo deben darlo los violentos: «Sólo si hay un cambio profundo en la izquierda abertzale, sus miembros podrán encontrar acomodo en la democracia española. Son ellos los que deben cambiar aunque sigan creyendo en sus mentiras sobre la opresión de España y Francia hacia Euskadi».

Durante su incesante campaña en favor de su idea de la democracia, defiende que «cada uno puede reclamar lo que quiera, incluso pedir que Euskadi sea independiente, que se agrupe de una determinada forma o que hable en determinada lengua, pero sin matar... eso sí podemos exigirlo».

Esa exigencia de «respeto a las reglas» es el centro del discurso con el que viaja a Cádiz. «No es posible un diálogo hasta que todas las partes que intervengan no se sometan a la Ley», ha asegurado hasta la saciedad para dejar claro que no hay «precio político».

Sólo hay una condición previa a cualquier tipo de negociación: «Que los violentos hagan el tránsito de la ilegalidad a la legalidad». Si se produce, habrá triunfado la esperanza que aparece en el título de su intervención en la Asociación de la Prensa de Cádiz. Si no llega ese viaje, habrán triunfado los riesgos y los temores, que también están reflejados en el enunciado de su charla.

Por ahora, sólo tiene un dato objetivo que ofrecer, «llevamos tres años sin asesinatos». Ojalá se conviertan en 3.000, los mismos que la civilización -esa que con los inamovibles criterios de la Grecia clásica defiende Jáuregui- lleva instalada en la ciudad que visita mañana.