«Si me dejo llevar por el pánico, uso mal la cámara» El vehículo de interceptación
Este osado cineasta estadounidense penetra en los más violentos torbellinos para filmarlos a bordo de un tanque de fabricación propia
Actualizado:La reacción natural ante un tornado es salir corriendo o esconderse en un sótano. Pero Sean Casey, un revienta-tornados profesional, ha convertido estos fenómenos extremos y destructivos de la naturaleza en una espectacular forma de arte cinematográfico y televisivo. Su peculiar herramienta de trabajo es una especie de tanque artesanal que le permite acercarse más que ninguna otra persona en su sano juicio.
-¿Cómo se le ocurrió la idea?
-Nos hemos dedicado a filmar tornados durante cuatro años para una película de formato IMAX, titulada Fuerzas de la naturaleza. Viajábamos en furgonetas alquiladas y, cuando veíamos un tornado, teníamos que parar, salir, colocar el trípode e instalar una cámara especial que pesa unos 45 kilos. Con esos vehículos hay que evitar acercarse mucho al tornado y tener siempre una ruta de evasión. La idea nació para obtener mejores filmaciones sin poner en peligro nuestras vidas.
-¿Cuál es su motivación: ciencia, negocio o un deporte extremo?
-Nuestro principal objetivo es hacer películas en gran formato sobre tornados. Pero en el tanque también disponemos de instrumentos científicos para ayudar al estudio de su estructura. En cualquier caso, esto no es un trabajo normal. Son unas vacaciones con esteroides.
El callejón del viento
-Hay en EE UU una subcultura fascinada por los tornados.
-En mitad de Estados Unidos tenemos una zona, conocida como el callejón de los tornados, donde se concentran aproximadamente el 80% de estos violentos fenómenos de la naturaleza en todo el mundo. Ver un tornado es algo increíble, parecen algo de otro planeta. Con estos incentivos, hay un montón de gente que se dedica a perseguirlos, porque lo único que se necesita es un coche e información sobre dónde van a ocurrir, cada vez más sofisticada y certera con la ayuda de Internet. Y, por supuesto, este hobby fue glorificado en 1996 por la película Twister. Ahora te puedes encontrar miles de personas que invierten sus vacaciones en perseguir tormentas.
-¿Cómo construyó su tanque?
-Empezamos a partir de un camión Ford modelo F-450, que pudiera soportar cierta cantidad de peso. Porque queríamos recubrirlo con miles de kilos de acero, colocar cristales blindados y construir una torreta para filmar en todas las direcciones y condiciones. Nos llevó casi seis meses, doce horas al día soldando, puliendo y pegando este monstruo.
-¿Ya han probado su vehículo?
-Lo hemos conducido en tres tornados.
-¿Y cómo describiría esas experiencias?
-Yo me concentro en mi trabajo, que es filmar el tornado. Si me dejo llevar por el pánico, manejo mal la cámara. Además si uno no está conduciendo, la visibilidad dentro del vehículo no es buena. Por eso cuando estoy atrás, operando la cámara, me siendo un tanto apartado de lo que está ocurriendo. El visor de la cámara también te coloca a mayor distancia de la realidad. Pero hay un montón de excitación, de gritos, y una sobredosis de adrenalina.
-No parece que la seguridad dentro de su tanque sea absoluta
-Cuando perseguimos tornados, lo hacemos con ayuda de camiones con sistemas de radar que nos dan información al momento sobre la velocidad de los vientos, su trayectoria y violencia, para no arriesgar demasiado. Pero siempre hay peligros.
-¿Cuándo es el mejor momento para perseguir tornados?
-Típicamente, los tornados se forman entre las cuatro y siete de la tarde, cuando el sol cae y se crean las condiciones propicias, en primavera y verano. El mejor sitio para encontrar tornados es el Estado de Oklahoma. Pero ocurren también en Texas, Kansas, Iowa y las Dakotas.
-¿Son más frecuentes ahora por efecto del calentamiento global?
-No en cuanto al número de tornados, aunque sí que ha cambiado un poco el calendario de la temporada habitual. Pero la verdad es que la gente sólo lleva veinte o treinta años persiguiendo tornados. Estamos trabajando con un nivel de experiencia que no permite grandes comparaciones.
-¿Cuál es su próximo proyecto?
-El año que viene deberíamos disponer de un nuevo vehículo, con un chasis más fuerte y pesado. El que utilizamos ahora se avería mucho. Esperamos encontrar un modelo nuevo, con tracción a las cuatro ruedas, más robusto. El tanque casero de Sean Casey, con un diseño «remarcablemente parecido a las naves espaciales que dibujaba cuando tenía doce años», es un camión diesel Ford del año 1997, recubierto con 6.350 kilos de placas de acero y cristales a pruebas de balas, además de una torreta capaz de girar 360 grados. Con esta sobrecarga y una tripulación de tres personas, el blindado -conocido por sus siglas en inglés TIV (Tornado Intercept Vehicle)- alcanza los 145 kilómetros por hora.
Entre los instrumentos meteorológicos a bordo hay varios tipos de anemómetros, sensores de temperatura, presión atmosférica y humedad, junto a dos unidades GPS. En la próxima versión del TIV, la idea es incluir paneles de acero móviles que se deslicen en los costados y eviten que los fuertes vientos se metan por debajo del vehículo y lo pongan a volar.