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Editorial

Tipos ambivalentes

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Coincidiendo con el 150 aniversario del Banco de España, el Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo ha dejado su sede en Francfort -lo hace dos veces al año-, para reunirse en Madrid y anunciar que sube el tipo de interés de la zona euro en un cuarto de punto, situándolo en un 2,75% tras un largo periodo de tres años de estabilidad en el 2% y una subida escalonada desde finales del año pasado. Aunque la subida era esperada, su anuncio ha hecho bajar las bolsas y apreciar la cotización del dólar. El presidente Trichet ha apuntado a los precios de la energía y al repunte de la inflación en general como la principal causa contra la que hay que prevenirse, y no ha descartado que a lo largo del año el tipo siga incrementándose conforme vayan evolucionando los precios de la eurozona. El mayor riesgo de una política de tipos bajos es obvio: la inflación. La Eurozona está empezando a despegar y, según Eurostat, sus indicadores de crecimiento -0,66%- durante el primer trimestre son el doble que los del trimestre anterior. Pero esto viene acompañado de un 2,5% de inflación, cosa que induce a Trichet a pensar que una subida suave de tipos no va a comprometer la recuperación mientas que sí puede frenar los precios. Sin embargo, los precios de la Eurozona son el promedio de doce economías muy diversas en las que las condiciones no son las mismas. España, Portugal, Grecia e Irlanda se aprovechan de los tipos bajos de Frankfurt, mientras dejan crecer sus precios y así, por ejemplo, la inflación española se sitúa a más de un punto y medio por encima de la media, poniendo en riesgo a todo el sector exterior español. Las economías centrales se quejan de que las nuevas fórmulas restrictivas del BCE están hechas a la medida de los países menos responsables, sin mirar las necesidades de las economías más grandes.

Pero la realidad es que España, ha pasado de ser -en términos económicos-, un pequeño país cuyo PIB representaba el 4% de la CEE en 1960, a tener otro de alrededor del 15% del dotal de la Unión. El riesgo, por tanto, de que las tensiones inflacionarias se extiendan al resto de la UE es incuestionable. Respecto de la conexión entre los tipos del BCE y el Euríbor y su repercusión sobre los intereses de la hipotecas, es cierto que quienes tienen que hacer frente a créditos hipotecarios verán como su pago mensual aumenta.