CALIDAD. La mayoría de las plantas son muy pequeñas este año.
Jerez

La remolacha se asa por la falta de agua

Los agricultores se quejan de los problemas que está sufriendo la campaña cuando se ha entregado casi el 20%

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El olor inconfundible ya está en el aire: las dos azucareras de Jerez están molturando toneladas y toneladas de remolacha a todo ritmo. La de El Portal lo hace a pleno rendimiento, porque fue la primera en empezar, mientras que la de Guadalcacín empieza a alcanzar la velocidad de crucero que mantendrá hasta mediados de agosto, que es la fecha en la se baraja que acabará la campaña de este año. A ellas se unió también ayer la fábrica de San José de la Rinconada (Sevilla), que abrió sus puertas y que completa el panorama de las industrias que recogen la remolacha de la Zona Sur.

Las cifras del Grupo Remolachero de Cádiz apuntan que, hasta el 7 de junio, ya se habían entregado en las dos fábricas de la provincia 133.000 toneladas, que tienen una polarización media (riqueza de la planta en sacarosa) de 18,1 grados y a la que se le están aplicando unos descuentos (hojas, tierra, etc.) del 12,5%.

Como es habitual, es la localidad de Jerez la que lidera la entrega de remolacha, seguida de Arcos, El Puerto, Vejer y Medina Sidonia. Sin ir más lejos, los productores del término municipal jerezano ya han llevado a las fábricas para que se molture un 17% de las contrataciones que hicieron a principios de la campaña, lo que supone unas 52.500 toneladas con una polarización de 18,2 grados y un descuento del 11,2%.

Todos estos datos apuntan a que la campaña se está desarrollando con toda normalidad, tanto en el campo como en las fábricas. Sin embargo, una visita a cualquiera de las explotaciones que hay en el entorno de la ciudad de Jerez desvela todos los problemas que están teniendo los agricultores por la falta de lluvia y por el calor y el levante que han azotado en las últimas semanas al cultivo.

Así, como explicaba el secretario técnico del Grupo Remolachero, José María Menacho, la remolacha de secano, sobre todo la que se ha plantado en una tierra que no ha estado descansando, es este año muy pequeña, lo que repercutirá en el bolsillo de los agricultores que no sólo cobran por la cantidad de sacarosa de la planta, sino también por los kilos entregados.

A simple vista, los montones de remolacha apilados para cargar en los camiones son mucho menos voluminosos que otros años, e incluso las mayores piezas de remolacha que se recogen resultan pequeñas para lo que se acostumbra en una buena campaña.

De ahí que las previsiones para el final de esta campaña se hayan reducido ya de las 800.000 toneladas previstas para la provincia a algo más de 750.000.

Además, el escaso tamaño de la remolacha también tiene repercusiones negativas a la hora de calcular los descuentos en las fábricas, ya que en estas circunstancias las máquinas que recogen las plantas -y que las pelan y cortan para dejarlas listas para la entrega- recogen al mismo tiempo mucha tierra que luego reduce los precios que se pagarán a los productores. Y si no que le pregunten a los responsables del laboratorio que tiene el Grupo Remolachero en el que se realizan pruebas y análisis de contraste con los que lleva a cabo la industria.

Pese a todo, todos siguen trabajando a pleno sol y mirando al cielo para que el calor no apriete y se pudran las plantas. Pero tampoco apartan la vista de la próxima siembra de otoño, que será la primera que se acoja a la OCM del azúcar y para la que aún no saben «si podremos tener precios dignos para la remolacha», dijo Menacho.