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El Prendimiento y la Buena Muerte, unidas por Santiago
Ambas hermandades luchan desde dentro de la comisión por acortar los plazos de un cierre que les aleja de su propia sede canónica
Actualizado: Guardar«Llevamos ya dos años fuera de casa, lo teníamos asumido». Jaime Núñez es el hermano mayor de la Buena Muerte. Desde hace más de dos décadas, el Santísimo Cristo de la Buena Muerte y su Madre del Dulce Nombre salen desde la iglesia parroquial de Santiago. «Tras veintinco años saliendo de nuestra propia casa, tener que acudir a otras sedes incluso a realizar nuestros cultos no deja de ser incómodo».
Tras darse a conocer que los plazos de ejecución de la obra mantendrán cerrada la iglesia al menos los próximos siete años, la hermandad de la Buena Muerte se plantea su vida diaria de hermandad en su propia casa de hermandad, y celebrando los cultos en la cercana iglesia de La Victoria, donde reside en la actualidad la vida parroquial. «Con el traslado a La Victoria ha habido un malentendido; cada año iremos alli para celebrar nuestros cultos, que es cuando no cabemos en nuestros salones, pero el día a día reside y residirá en nuestra propia casa de hermandad».
En cualquier caso, tanto Jaime Núñez como Antonio Medrano, hermano mayor de la hermandad del Prendimiento, descartan cualquier actuación por separado para recaudar fondos que aceleren el proceso de restauración del templo. «No tendría sentido», afirma Medrano, «trabajar desde fuera, cuando estamos integrados en la misma plataforma ambos hermanos mayores. Por Santiago haremos lo que haga falta, pero trabajando desde dentro».
Sin embargo, ambas hermandades han puesto rápida solución a los problemas que el cierre de la iglesia podría ocasionar. En la actualidad, las imágenes titulares de la hermandad del Miércoles Santo descansan en la Basílica de la Merced, y como afirma el propio hermano mayor, «nada más que nos ponen facilidades. Tanto el obispado, autorizando todos los traslados, como los mercedarios, nos han hecho sentir como en nuestra propia casa». Los problemas son los propios de una hermandad tan conocida como la del Prendimiento, a la que la Basílica de la Merced se le queda pequeña para organizar su cortejo.
Incluso para el culto diario, ambas hermandades han buscado soluciones, aunque por caminos distintos. Mientras que la buena Muerte apuesta por quedarse en casa, y abrir las puertas de su casa de hermandad, el Prendimiento tiene prácticamente cerrado con el Ayuntamiento «un acuerdo para trasladarnos el tiempo que el templo esté cerrado a la capilla del asilo de San José».
Por tanto, y pese a que desde las hermandades no se quiera confirmar ni los plazos ni los presupuestos apuntados por ahora, y que elevarían el coste de las obras a unos 18 millones de euros, Jaime Nuñez confirmó que las «iniciativas que se barajan pasan por las instituciones públicas, las empresas privadas y las fundaciones». Todo, con el deseo de reabrir Santiago lo antes posible.