Vamos mejorando
Actualizado: GuardarAunque nunca faltan los derrotistas que permanentemente se quejan porque, sombríos, están convencidos de que todo va cada vez peor, hemos de reconocer que, a pesar de los indudables problemas que ha creado el fútbol moderno, en algunos aspectos -como ocurre en la mayoría de las manifestaciones populares- va mejorando. Fíjense, por ejemplo, cómo los espectadores viven los partidos de una manera más activa, celebran los triunfos de un forma más controlada e, incluso, asumen las derrotas de un modo más discreto. El martes pasado, Fernando, Ricardo y Sebastián, tres colegas que, respectivamente, residen en Córdoba, Granada y Málaga, me transmitieron una opinión en la que todos coincidían. Me dijeron textualmente que «la manera de la que los seguidores amarillos han reaccionado a esa serie ininterrumpida de derrotas y al descenso de categoría rompe los tópicos con los que, en toda la geografía futbolística, se caracteriza a los hinchas». Sin necesidad de acudir a estadísticas, los tres fueron contándome cómo las cifras de espectadores y de socios de aquellas ciudades bajaban al mismo ritmo en el que sus equipos descendían en la clasificación. En todas ellas, tras perder las respectivas categorías, la deserción fue general. Les reconocí que, a pesar de que, a lo largo de toda esta última temporada, me había preguntado sobre las claves de esta singular actitud de los cadistas, he sido incapaz de encontrar una respuesta satisfactoria. Les recordé cómo, en situaciones anteriores igualmente adversas, las gradas del Carranza se fueron despoblando y cómo, a veces, los socios rompían histriónicamente sus carnés delante del palco presidencial. Es cierto que, en la actualidad, aunque, como es natural, todos deseábamos vehementemente que ganara el equipo, tras las derrotas seguíamos identificados con los colores y manteníamos las ilusiones de lograr una posible recuperación. No sabemos sin embargo -como dice Lolo- qué ocurrirá al comienzo de la próxima temporada.