«No podemos perder la esperanza»
Actualizado:Para Pedro De la Herrán Incierte, párroco de Santiago, el cierre de la iglesia ha supuesto un golpe triplemente doloroso: es el templo en el que ejerce su ministerio, situado, además, en el corazón de su propio barrio, un símbolo referente de su ciudad.
Nació en la calle Sangre, hace 65 años, y, por lo tanto, su devenir personal está estrechamente ligado a la estampa altiva de Santiago, al remanso de paz que encierran sus paredes, a su preciosa austeridad. «Cuando los técnicos me dijeron que en dos días el templo no se podría abrir, fue un golpe muy duro, no sólo por los compromisos contraídos con los feligreses, sino también a nivel emocional», reconoce.
No hay que obviar que «todo el barrio está unido a su templo, de él toma su nombre, y es un símbolo insustituible para todos los que habitamos aquí, y para el resto de ciudad, claró está», subraya. Lo que no entiende es «por qué se ha tardado tanto en actuar, cuando yo mismo había advertido en innumerables ocasiones de que existían grietas en la estructura, y de que podía ser grave».
El párroco recuerda que «yo me bauticé aquí, aquí me crié y aquí dije mi primera misa, así que imagínate lo que supuso para mí tener que ver cómo se cerraba». No obstante, advierte a la feligresía que «hay que tener paciencia, pero también hay que mantener viva la ilusión, no podemos perder la esperanza, porque la Plataforma es algo muy positivo, y la respuesta de las administraciones está concretándose poco a poco, y esperemos que pronto veamos las primeras actuaciones en el templo». Aún así, advierte que «la intervención puede ser larga y complicada, ya que aunque nos marquen una fecha aproximada de apertura, una vez que se vea más o menos el proyecto que se va a realizar, a medida que éste vaya avanzando, podemos encontrarnos con nuevas dificultades que amplíen el plazo, porque nadie tiene claro del todo qué hay en el subsuelo, por poner un ejemplo».
A pesar de ello, Pedro no pierde el optimismo porque cree que «ahora le toca a la ciudadanía implicarse, y verás como vemos pronto el fruto».