Calentando los motores
El Vaporcito mantuvo ayer sus usuarios, si bien los portuenses muestran curiosidad por la nueva embarcación
Actualizado:Carlos y Carmen decidieron ayer pasar la mañana en Cádiz aprovechando la inauguración del nuevo servicio de catamaranes. A las once y media de la mañana compraron su billete en el atraque de El Puerto y, acompañados de sus hijos, se montaron con expectación en el nuevo barco. «Hemos venido por curiosidad. No teníamos que trabajar y queríamos saber cómo funciona el barco». Como ellos, muchas otras personas decidían ayer probar esta nueva experiencia de viaje. «A la ida hemos ido bien pero a la vuelta nos ha dado un poco de paliza el agua», explicaba Carmen. una vez ya en tierra firme.
Uno de los primeros en montarse fue el concejal de Medio Ambiente, Ignacio García de Quirós, quien destacó la necesidad de acercar la ciudad a la capital de la provincia. Lo mismo que la concejal de Izquierda Unida, Pepa Conde, quien resaltó los beneficios del uso del transporte público para el cuidado del entorno.
Ida y vuelta
Como ya se esperaba, la mayoría de los billetes que ayer se pudieron vender fueron de ida y vuelta. Por un lado, los estudiantes, que acudieron en minoría al primer viaje. Y, por otro, numerosos turistas que sí quisieron acercarse al nuevo transporte. Ese fue el caso de Elisabeth, una ciudadana inglesa. «Me gusta que nos podamos ir a Cádiz en barco. Es muy bonito y creo que es bastante barato». Junto a ella, viajaban un grupo de estudiantes de español que asombrados miraban la cantidad de medios de comunicación que se habían acercado al barco. Ayer era una de las noticias del día.
Pero el servicio se desarrolló ayer entre curiosos, emprendedores y turistas. Uno de ellos, bajaba del catamarán con su bici a cuestas. «Me gusta poderme llevar la bicicleta porque así luego allí puedo visitar con ella la ciudad», explicaba este ciudadano holandés.
El Vapor, como siempre
También ayer, muchos ojos se volvían hacía el muelle de las Galeras, unos metros más allá del atraque del catamarán. Allí, el insigne Vaporcito volvía un día más, como otro de sus 77 años de historia, a surcar las aguas de la Bahía. «Todo ha ido como el resto de los días», explicaba su patrón antes de iniciar el viaje de la 13.15 horas. «Aquí la mayoría son grupos de estudiantes (en gran parte, extranjeros), turistas, y usuarios habituales».
Sus tradicionales y siempre puntuales tres toques de bocina anunciaban otra vez más la nueva singladura del Adriano. En esta ocasión, el barco más famoso de la Bahía cedía en parte su protagonismo a otros dos que inauguraban su servicio. «Me imagino que en verano habrá público para los dos. Lo duro será cuando llegue el invierno», lamentaba un portuense a pie de muelle.
«No queremos que desaparezca el Vapor. Son 77 años de historia y de unión con El Puerto y toda la Bahía», comentaba otro de sus viajeros incondicionales.