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PRUEBA. Un conductor se somete a un control de alcoholemia de la Guardia Civil. / GONZALO HÖHR
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Diez conductores son detenidos en el último fin de semana por dar positivo

S. TUBIO/CÁDIZ
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La conducción bajo los efectos del alcohol se paga cada vez más cara. Pese a que esta práctica al volante tiene consideración de delito contra la seguridad del tráfico, la Guardia Civil sigue pillando en carretera a conductores que dan positivo en la prueba de alcoholemia. El último fin de semana el número de detenidos por este motivo ha crecido considerablemente si se compara con las actuaciones realizadas por Tráfico en las anteriores semanas.

En total, diez personas fueron detenidas desde el viernes al domingo pasado. Gran parte de las denuncias formuladas por los agentes de las agrupaciones de Tráfico se realizaron en el término municipal de Jerez y en Arcos. Concretamente, en la carretera A-382, dentro de los límites del término arcense fueron sorprendidos con niveles de alcohol excesivo dos conductores, que fueron detenidos en los puntos kilométricos 14 y 26.400.

De Lebrija y Estepona

La mayoría de los conductores arrestados reside en la provincia de Cádiz, salvo dos de ellos que son vecinos de la localidad malagueña de Estepona y del pueblo sevillano de Lebrija. El primero se sometió a la prueba de alcoholemia en un control dispuesto en el punto kilométrico 20.800 de la CAP-4011 (Jerez); el segundo, dio positivo en la carretera A-2226, dentro del término municipal de Benalup.

El delito contra la seguridad del tráfico que incluye como circunstancia delictiva la conducción bajo los efectos del alcohol es castigado por el actual código penal con penas de cárcel que van de los tres a los seis meses o multa de seis a doce meses, y retirada del carné por un tiempo superior a un año y cuatro como máximo.