Gavilanes
Actualizado:Ya sabrá usted que vuelven los gavilanes de Antena 3. Pasión de gavilanes llegó a España con la justa fama de ser uno de los culebrones más excesivos de todos los tiempos: el planteamiento tópico hasta la exageración, el casting que privilegiaba la apariencia física sobre la calidad interpretativa, el bucle continuo del guión, hasta el atuendo de caricatura que lucían sus protagonistas
La sorpresa vino cuando Pasión de gavilanes se convirtió en el culebrón por antonomasia, el mayor éxito de este género televisivo en varios años. Tanto que Antena 3 lo administró como si fuera el último vaso de horchata en una merienda: bebiendo ahora un poquito, escamoteándolo después, repitiendo episodios como quien saborea largamente el mismo sorbo, racaneando las gotas en el borde del vaso Le fue bien, todo sea dicho: el público se enfadó porque los capítulos de Pasión de gavilanes terminaron conteniendo más tiempo de publicidad que de culebrón, pero no por eso dejó de ver el producto. Y luego vinieron las extensiones, como quien, por seguir con el ejemplo de la horchata, añade al final un poquito de agua para prolongar el poso de la chufa: gavilanes en programas del corazón, en concursos, incluso en anuncios de casas comerciales.
Luego, la cadena reflotó su parrilla de tarde, que, aun sin repetir la magnitud del éxito, pudo mantenerse en cifras muy estimables con nuevos congéneres del culebrón. Pero nada dura eternamente. Y ha sido acabarse Rubí y comenzar los quebraderos de cabeza para Antena 3, que se ve súbitamente desbancada en una franja horaria que, hasta ahora, tenía muy apañadita. Zozobras y quebrantos: ¿Qué hacer? Alguien, en un alarde de imaginación, pronunció la palabra mágica: «Venga, más horchata». «Es que ya no hay más», dijo alguno. «Pues reciclemos los restos», ordenó el jefe de sala. Y así la cadena ha comenzado a emitir una especie de batido de Pasión de gavilanes reconstruido con el mismo material. Y, hombre, no es que sea como lo de esos bares que recalientan las croquetas de anteayer, pero ¿tanto cuesta apostar por alguna novedad interesante?