El ganador de las elecciones presidenciales, Alan García, saluda a sus seguidores, junto a su esposa, Pilar Nores, desde la sede del APRA, en Lima. / AFP
MUNDO

Alán García promete tras el triunfo no convertir el Estado peruano en «botín»

El presidente electo apela a la conciliación e invoca la formación de un Gobierno de unidad nacional en su primera intervención pública «Hemos derrotado a Chávez y a su estrategia de expansión militarista»

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Proclamada oficialmente la victoria de Alan García (53,5% de los votos) y asumida entre dientes la derrota por Ollanta Humala (46,4%), el presidente electo advirtió de que en su Gobierno el Estado no volverá a ser «un botín» del partido. «En esta segunda oportunidad moriremos en el empeño de no fallar ni defraudar a los peruanos», garantizó.

Aunque se deje la piel en el intento, Alan García pone a Dios por testigo de que hará lo posible y lo imposible, para corregir los renglones torcidos de su historia. El jefe político y espiritual del Apra (Alianza Popular Revolucionaria Americana) se puso la venda sobre la herida, -cicatrizada el domingo con seis millones y medio de votos en las urnas-, para evitar que se repitan escenas como las que empañaron su Gobierno (1985-90). «Nadie puede llegar al poder si no acepta los errores de los que es culpable (...) El pueblo ha votado por nosotros a pesar de los fallos y de las colas (durante su gestión...) Que no se vea apetito desordenado, que no aprovechen los pseudoapristas para encaramarse en la Administración pública. (...) El Apra no verá el Estado como un botín», advirtió a sus compañeros de filas.

En un discurso cargado de alusiones divinas, -«es un día de profunda constricción cristiana y política»-y, por momentos, sobrado de misticismo, Alan Gabriel Ludwig García Pérez, de 57 años, dijo que había entendido el mensaje de las urnas. Como prueba de ello, realizó una lectura geográfica y política de los resultados que explica los motivos por los que ganó en nueve departamentos, mientras que Humala lo hizo en los doce restantes.

Las zonas más ricas de Perú como «la sólida Lima», que concentra un tercio del electorado y los enclaves principales de la costa se alinearon con él. Los sectores más desprotegidos, centro y sur andino, buscaron, como en la primera vuelta de las elecciones, refugio en la candidatura de Ollanta Humala. A estos votantes, una bomba de relojería que se mira en el espejo boliviano, se dirigió García para prometer una especie de Plan Marshall, «hay necesidad de terminar con las desigualdades».

Triunfalismo

Con triunfalismo contenido, con una humildad desconocida en el hombre que «está convencido que Dios ha ganado las elecciones», en palabras del escritor Jaime Bayle, Alan García llamó a formar un frente de unidad nacional: «Proponemos un Gobierno de concertación, coincidencia, diálogo y apertura», prometió tras reconocer como objetivo común con Humala, que se tiene que poner fin a la miseria en Perú, donde más de la mitad de la población vive bajo el umbral de pobreza. La mano tendida que le ofreció al militar ultranacionalista, al que durante la campaña tachó de «asesino», tuvo pronta respuesta. Sin hacer manualmente el gesto, Ollanta le respondió con un corte de mangas y rechazó felicitarle personalmente.

Aclamado por miles de seguidores, Alan García no resistió la tentación de dar rienda suelta a su inagotable fuente de calificativos para darle un baño al presidente de Venezuela. «No hay derrotados. El único derrotado no tiene documento nacional de identidad peruano. Es el que quiso llevarnos de las narices por la fuerza de su negro dinero, el que quiso extender su dominación y dictadura. La democracia de Perú le ha dicho no. Ha derrotado el esfuerzo de Hugo Chávez de incorporarnos a su estrategia de expansión de su modelo militarista».

El apoyo de Chávez a Ollanta Humala ha resultado contraproducente y sus ataques personales contra Alan García, se transformaron, gracias a la habilidad del presidente electo, en una cuestión de soberanía nacional para Perú.

Con la absolución de sus pecados de Gobierno Alan García volverá a entrar, por la puerta grande del Palacio de Pizarro, el 28 de julio. Cinco años le esperan para reescribir su historia.

Zapatero le desea el «mayor éxito»

El jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, envió ayer un mensaje de felicitación al presidente electo de Perú, Alán García, a quien deseó los «mayores éxitos» en su próxima gestión y la voluntad española de trabajar «estrechamente» con el país andino en esta nueva etapa, según informaron fuentes gubernamentales a Europa Press. «Tengo el placer de transmitirle mi más cordial felicitación por su victoria en las elecciones y desearle los mayores éxitos en el ejercicio de su mandato como presidente de la República del Perú», indicó Zapatero a García en su telegrama.