La venganza de la idea (2)
Actualizado: GuardarDesde la Punta al Baluarte, vengo por toda la orilla, cargando con la sombrilla, con la nevera y la silla. No me salpiques chiquilla, me mojas las zapatillas... (ya voy a estar yo en Zorrilla...) ¿Quééééé deeee turissssssstas! Son cruceristas, que bien están, y todo gracias, aaa Doooon Rooooooomán.
Riiiiiing. Y en despertando del sueño (a modo de Luther King), porque fuera poco el puente o mucho el tiempo que queda, tras un cristal de Poveda, en bis romántico, ausente, contemplando la Alameda por no otorgar, de repente (dado que el que otorga calla), con la sinhueso se explaya. Don Román: «¿Cáspita! (es decir, ¿vaya!) el sueño ante mí, la playa». Raudo a Don Costas acude (que de las costas es dueño) y en desvelándole el sueño, Don Costas se la sacude (la conciencia) y pone empeño, y se enrolla (no se ralla), y el sueño, convierte en playa.
La idea ya no es presunta y aunque no parte de cero (hay arena por la Punta), impulso requiere, empero: Don Román (el impulsero), a Don Peralta le inquiere (porque me ripie, Don Pero), «¿Trajeron sacos de arena?», «Sacos trajeron... de albero», «Pero Don Pero, ¿de albero?», «El de la arena se opuso (que fuera obtuso, tal vez) argumentando que Arenas le sonaba a pepé. Y así, dispuso que teniendo el mismo uso que arena, albero repuso». «Qué abuso (no veas, se está jodiendo la idea). Más... Si puso albero Pero, caramba, qué bien dispuso. Pelearemos dos batallas, la playa y la multiusos... Sondea la idea Pero».
La idea (salta a la vista), cabrea a ecologistas, a columnistas mosquea (¿a escayolistas? ...ni idea); el sondeo sale feo. Aparte de Doña Teo, ni entre sus mismos afines el sondear de define (mejor fuera hecho un cine). Y como el sueño se agosta (parece que fuera aposta) hasta Don Costas dispuso que nada de multiuso, que mojarse es su uso (al personal lo indispuso. Montó el pollo, aunque ese es otro rollo). Cabizbajo del carajo Don Román se viene abajo: «En qué ha fallado la idea... Don Pero, qué desespero, ¿ni siquiera el Mentidero?», «Ni el Mentidero siquiera (¿Cualquiera...! son caleteros)». Por mojarse con la idea y con la idea de mojarse (¿apunta el tanto...? apunta), en un mitigar la pena con la arena de la Punta... «Don Costas (dis le dirán), la Puntita, nada más». Hay sueños que a la cabeza le producen cefalea. La venganza no es de Freud... la venganza es de la idea.