Un puente con hipoteca
Actualizado: GuardarEs estéril ya cuestionar la conveniencia de un proyecto cuando ya está cerrado y puesto en marcha, pero no es vano recordar la necesidad constante de que la política, o más bien los políticos sean ponderados, firmes y prudentes a la vez, pero sobre todo justos y ponderados. Porque, como decía, aunque es inútil replantear una necesidad como la de incorporar el tramo móvil al segundo puente cuando el proyecto está ya aprobado, sí surgen, mientras se conocen detalles que «escaparon a la presentación, oficial y exclusiva, de la ministra de Fomento. Detalles como que la sección levadiza del puente no llevará incorporado el motor de apertura o que sólo preparar la infraestructura para después montar el sistema levadizo encarece el proyecto en la friolera de 24 millones, uno de los grandes picos que han provocado que el Puente de La Pepa cueste el doble que lo inicialmente previsto o un 25% más que en su última estimación de finales del pasado año.
Es cierto que las infraestructuras deben mirar al futuro y deben hacerse con una perspectiva amplia y ambiciosa para que el horizonte sea lo más largo posible y no ocurra, como en tantas, que resultan insuficientes desde su misma inauguración. Pero hacer una concesión de este tipo, completamente en contra de la opinión de un profesional como Manterola, que dice desconocer barcos en el mundo que superen el gálibo de este puente, puede, sin duda, considerarse excesivo y falto de coherencia, sobre todo en una tierra de tantas necesidades, muchas de ellas mucho más baratas y menos complejas. Una cara hipoteca política, sin duda, por un sector no menos caro para las arcas estatales.