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A la cárcel los que ayudan a bien morir, ¿y los otros?

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Desde la Asociación Estatal para la Defensa e Integración de Accidentados (Asociación DIA), como entidad de víctimas de accidentes (muchos con graves secuelas y otros muertos), queremos hacer unas reflexiones sobre el alboroto existente ante la manera de morir de Jorge León. Él decidió libremente dejar de sufrir y encontró una mano amiga que le ayudó a conseguirlo. Y esa es la historia. Poco más puede decirse sin inmiscuirse en el pensamiento, en el dolor y en la intimidad de Jorge León. Ahora se persigue a la mano amiga. Una mano que sólo hizo de brazo mecánico manejado por el propio Jorge. Nadie le mató, él quiso dejar de vivir y nadie está capacitado para juzgar eso. Es increíble que se estén barajando cifras de entre seis meses y seis años de cárcel para quien ha dado un ejemplo de solidaridad tan grande. Da lástima ver que tenemos una legislación que es capaz de encarcelar a alguien por ese motivo. Pero mucho peor -y ese es el verdadero debate-, es ver como homicidas del volante con conductas temerarias, alcoholemias positivas, velocidades suicidas y muchas más conductas que causan muertes, estén en la calle campando a sus anchas.

Esos individuos sí que deben estar en la cárcel. Matan a personas, destrozan familias, crean muchos Jorges León y el Estado no hace nada para imponerles sanciones que de verdad sean coactivas y capaces de hacer a otros muchos que se lo piensen dos veces antes de actuar como homicidas del volante. Todas las semanas acumulamos muertos y discapacitados por el automóvil, muertos y discapacitados que no querían serlo y que lo son por culpa de otros. Otros que siguen su vida sin que ninguna pena les sea impuesta a pesar del daño que han causado a quien no lo quería. Víctimas que son olvidadas inmediatamente, a las que ninguna administración apoya. ¿Nos extraña tanto que Jorge León quisiera dejar de vivir? Hay muchos fariseos, gente que se rasga las vestiduras y pide cárcel para la mano amiga pero que nunca ha pensado en solidarizarse con las víctimas de esta epidemia de muerte y lesiones. Y lo que es peor, no ve con buenos ojos que los delincuentes del volante o los empresarios que no dotan de medios de seguridad a sus empleados vayan a la cárcel.

Mal nos va cuando es más punible ayudar a bien morir a quien no lo puede hacer por si mismo que matar detrás de un volante o en una obra sin medidas de seguridad. Exigíamos días atrás, y seguimos haciéndolo, cambios legislativos que permitan sancionar adecuadamente a quienes causan muertes y dolor con su conducta. Lo decíamos y seguimos diciéndolo; no malgastemos recursos y tiempo de las Fuerzas de Seguridad del Estado en perseguir humo, seguro que a todos nosotros se nos ocurren decenas de cosas que podría estar haciendo la policía mejores que buscar a quien hizo lo que se le pidió para aliviar ungran dolor.

Francisco Canes Domenéch. Presidente de la Asociación DIA.